Este 10 de agosto, nuestra querida y desarmonizada Patria recuerda los 224 del “PRMER GRITO DE INDEPENDENCIA”, grito que a través del tiempo lamentablemente esta simbólica proclama ha bajado su verdadero espíritu revolucionario.
Los años previos a este “ Primer Grito de Independencia” tuvieron en toda nuestra Indo – América una despiadada época de coloniaje español donde el abuso del poder, la explotación, la injusticia, el vasallaje, el abuso y libertinaje fueron el pan de cada día por cerca de 300 años, sin embargo como todo totalitarismo tiene su fin, precursores libertarios entre los que se destaca el pensamiento y la acción de Eugenio Espejo empezaron a prender la antorcha libertaria, la misma que un 10 de agosto de 1809 proclamara en Quito el “ Primer Grito de Independencia Indo-americana”, motivo por el cual nuestra maravillosa capital es muy justamente denominada como “ Quito Luz de América”, está flumígera luz aún está prendida en el mensaje libertario que nos habrían de heredar todos aquellos héroes que fueron masacrados un 2 de agosto de 1810 cuando ofrendaron con sus vidas la prevalencia de la Libertad, de la Independencia y de la Justicia, principios que hoy penosamente están tan venidos a menos por la insana práctica de una incultura política, jurídica, social y económica que malsanamente desde años atrás enfrenta a los cuatro poderes de nuestro Estado.
Esta situación hoy, si nos avergüenza a todos quienes observamos y sentimos con profunda tristeza que no hemos logrado consolidar y ser ese Estado planificado, organizado, desarrollado y con una identidad soberana que es la que soñaron y visualizaron nuestros patriotas para ver un Ecuador altivo, soberano y próspero.
En este día especial nuestra reverencia y reconocimiento a todos los patriotas y a sus ideales, así como nuestro pesar a la mayoría de ecuatorianos que hoy aún seguimos siendo víctimas de un perverso sistema político que nos enfrenta con la corrupción, con la violencia, con la ambición de poder, con la inseguridad y con la presencia de falsos líderes que aún siguen creyendo y profesando la presencia de falsas revoluciones que penosamente intentan bajar la intensidad de un verdadero grito revolucionario que jamás deberá y dejará de sonar. (O)