En estos tiempos hay ciudades que viven aterrorizadas con asesinatos en plena vía pública y hay gente acribillada por sicarios sin que la fuerza pública pueda hacer gran cosa, sin que se capture a los criminales,
Ahora vivimos una época que bien puede ser el resultado de la tremenda década perdida, en que ya casi nadie hace caso de los “Estados de Excepción” que con tanta frecuencia proclama el inepto Señor Lasso, y que nadie toma en serio. Esta época en que la delincuencia organizada campea en el país y hace de las suyas a pesar de la presencia de la Fuerza Pública en las calles, en que el narcotráfico sigue prosperando de manera incontrolable. Por cada tonelada de droga que se incauta en los puertos al menos otras diez logran salir con éxito y llegar a los mercados internacionales.
Es el fracaso de un Estado que no garantiza el funcionamiento normal de la administración, que no ha estabilizado su economía, no garantiza el acceso a los servicios básicos a su población y no puede controlar la criminalidad, el terrorismo ni el narcotráfico. Hasta hay algún candidato a la Vice-Presidencia que se manifiesta contrario a la dolarización, que es el sistema que nos ha permitido vivir con un poco de tranquilidad durante ya más de veinte años, para crear un “ecuadólar” y para poder echar mano a los verdaderos dólares de la reserva monetaria que es un dinero depositado en el Banco Central pero que no pertenece al Estado sino a los depositantes de la banca, a los afiliados y jubilados de la Seguridad Social. La corrupción política en la escala en que aflige a nuestro país al extremo de haberse llevado decenas de miles de millones sin que haya poder humano que consiga la devolución de nada de esos caudales nos hace ver que no tenemos un Estado saludable.
Prueba son también la pobreza y desempleo en que vive una gran mayoría de ciudadanos en los campos y en las ciudades, carentes de salud, trabajo y servicios básicos, con niveles de educación deficientes desde los niveles básicos hasta los superiores. Un alto número de ciudadanos vive en asentamientos irregulares, y el orden y disciplina se han perdido en las cárceles pues si un día los recuperan la Fuerza Pública el resto del año no es así. (O)