Creadores de monstruos
Estructurados con buena fe y funcionando de manera independiente y en apego estricto a la ley, tanto el Consejo de la Judicatura (CJ), organismo de administración y disciplina del poder judicial, cuanto el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), deberían ser instituciones útiles para el desenvolvimiento de la sociedad. El terrible problema radica en que la voracidad y los intereses mezquinos de ciertos grupos de poder político, han visto a estas dos instituciones como “instrumentos” de sus siniestros planes y son capaces de cualquier maniobra, por burda y grosera que ésta parezca, para hacerse del “control” de sus decisiones.
El día 19 del presente mes, el CJ ha sido convocado para analizar el muy delicado caso de la posible sanción de un magistrado de la Corte Nacional de Justicia. Se ha procedido a la votación, y el presidente del organismo y el vocal Xavier Muñoz votan a favor de la sanción, o sea dos votos, mientras que los otros tres vocales se abstienen. La secretaria notifica que no hay la mayoría necesaria para que el magistrado sea sancionado, sin embargo, el CJ toma la resolución de sancionarlo. Una grabación filtrada a las redes, muestra clarísimamente al vocal Muñoz interviniendo en la reunión virtual, en evidente estado de ebriedad. Parece ser que, por algunos casos que se encontraban en manos del juez Macías, entre ellos un proceso contra dos vocales del mismo CJ, por tráfico de influencias, existía la intención de sancionarlo, a como dé lugar, ¡así no hubieran los votos que prescribe la ley!
El CPCCS, llamado a ser ejemplo de un accionar transparente, le tiene a su presidente con una acusación de infracción electoral grave, por haber sido beneficiado por la propaganda de un partido político durante el proceso de su elección, acción que se encuentra expresamente prohibida en la legislación respectiva. Y la designación de las autoridades de control en veremos, pero con el rumbo inequívoco hacia la manipulación y el beneficio de los padrinos políticos de sus miembros. Realmente, dos organismos que no se sintonizan con las aspiraciones ciudadanas. (O)
