Hace 32 años entré a la carrera de comunicación y no imaginé que hacer periodismo sería una de profesión peligrosa. En esa época se evidenció la persecución y asesinato a periodistas durante el gobierno de Febres Cordero y fue la Comisión de la Verdad quien saco a luz todos los casos.
Hoy en día periodistas viven persecución, amenazas y hasta atentados contra su vida como respuesta a su capacidad de evidenciar la vinculación del estado con los carteles, las mafias y otros actos de corrupción. Karol Noroña, Andresson Boscán y Mónica Velásquez salieron del país por las amenazas recibidas. Por su parte Alondra Santiago vive constante violencia digital y agresiones verbales en el espacio público.
Se creía que no existía libertad de prensa en el país, ahora lo que en verdad no existe es la posibilidad de hacer periodismo de investigación responsable, ético y efectivo. El periodismo, cuando se hace bien, sirve como una herramienta para erradicar la corrupción, la delincuencia y la impunidad. Ser periodista es una profesión de alto riesgo. Mi solidaridad con las y los colegas que se exponen día a día a cambio de quitarnos la venda de los ojos. (O)
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