Durante el gobierno de Lenín Moreno, la presidenta del CNE fue sometida a un juicio político. La entonces ministra de Gobierno pidió a unos asambleístas que le salvaran la cabeza. ¿Y cómo se supo esto? Porque Daniel Mendoza, el exasambleísta que fue preso por desviar dinero estatal para la construcción de hospitales en Manabí, reveló cómo evitaron que la funcionaria vaya a pelar papas en su casa. Diana ofreció a Daniel, a cambio de su salvación, aprobarle un movimiento político: Mejor EC.
En febrero del 2020 se avalaron las reformas a la Ley Orgánica Electoral, conocida como Código de la Democracia, que buscaban mejorar el sistema electoral ecuatoriano. Se hallaron inconsistencias en el listado de electores, demostrando que varios movimientos y partidos políticos fueron fundados con actos fraudulentos: se tomaron identidades falsas de personas, falsificaron firmas y los inscribieron. Pese a que el CNE tiene la obligación de determinar la validez de las firmas pasó por alto este “detalle” y, con la venia de su titular, los registraron.
Otro suceso inaudito es que los movimientos políticos que debían dar de baja, fueron a parar a la lista 5. Como el de Espinel, exministro del fugitivo que fue a la cárcel por corrupto. Luego de un tiempo prudente, la Contraloría General del Estado hizo una auditoría. Descubrió que Atamaint no acató las nuevas reformas del Código de la Democracia.
El entonces Contralor Pablo Celi, también preso por corrupto, la destituyó. ¿Cómo es que sigue manejando las elecciones? Periodistas y analistas políticos hablan de todo menos de este tema, siendo un punto neurálgico cuando de elecciones se trata. No contenta con su omisión, a Atamaint se le ocurrió implementar el voto telemático. Un sistema obsoleto que no deja un documento o constancia de haber sufragado para después auditar los votos.
La gran mayoría de ecuatorianos en el exterior que votaron por la lista 25 protestaron el día de los comicios. El sistema les reflejaba como si hubiesen dado el voto por la lista 5. ¡Un fraude descarado! Si la presidenta del CNE posee o no la calidad moral para ocupar el cargo del cual le destituyeron, lo sabemos los casi 18 millones de ecuatorianos, exceptuando, por supuesto, al hato de borregos que, hasta la fecha, no piensa por sí mismo…
Esta señora debería estar en cualquier parte, menos al frente del CNE. (O)