Desde hace varias semanas no llueve en las diversas cuencas hidrográficas. El racionamiento del servicio de agua potable parece inminente. De hecho, ya comenzó en algunos sectores rurales del cantón.
Un sol radiante y peligroso a la vez sofoca a Cuenca y a todo su entorno.
La empresa ETAPA EP difunde señales de alerta por la falta de lluvias. El caudal de los ríos baja y baja si bien las plantas de potabilización de Sústag, Tixán y El Cebollar operan con normalidad.
Empero, de seguir el verano pronto mermará el agua captada para potabilizarla. Eso ya sucede en zonas rurales como Irquis, Atucloma, Poca Cruz, Tutupali Chico, Maluay y Santa Ana, donde hay intermitencias y cortes del servicio.
Sus habitantes, como es natural, se quejan, en tantos los dirigentes de los sistemas de agua piden entender las consecuencias de la sequía, sobre todo exigen a los abonados no desperdiciarla en tareas como lavar vehículos, lavar las aceras, los patios exteriores, regar plantas o en las construcciones.
Esas mismas exigencias valen para los consumidores del área urbana de Cuenca; pues en tiempos de crisis urge ser parte de la solución, aunque resulte tediosa y parcial, y no del ahondamiento del problema.
Las sequías, siempre recurrentes en estas épocas del año e influenciadas ahora por la cercanía del fenómeno climatológico de El Niño, vuelven a recalcar el mismo comportamiento sobre el uso del agua potable. Se resume, en una palabra: desperdicio.
Además, se la consume demasiado. En la ciudad, una persona “gasta” 250 litros por día. Lo normal es 100 litros diarios.
Según los biólogos, a partir de 2023 Cuenca tendrá un déficit de agua de alrededor de 350 litros por segundo cada año. Lo dicen los estudios realizados. Por lo tanto, la alerta está dada para comenzar a buscar nuevas fuentes.
En época de crisis se suele valorar, en este caso el recurso agua. Por lo tanto, consumirla con moderación, no desperdiciarla, son deberes ineludibles. (O)