Vida de perros

Ana Abad R.

En este país ubicado en una línea imaginaria transitamos a diario entre escenas propias del realismo mágico y de la literatura fantástica, o entre narrativas policiacas, trágico cómicas o de terror, pero cada día es prueba contundente de que nuestra realidad supera con creces cualquier nivel de imaginación posible. Basta con una rápida revisión de los titulares de medios de comunicación o de los mensajes difundidos en las redes sociales para darnos cuenta que atravesamos la más cruenta crisis ética, a tal punto que la vida apenas vale unas pocas monedas. ¿En qué momento Ecuador dejó de ser una “isla de paz”? Un día amanecemos con que los techos de la cárcel de máxima seguridad volaron, otro con que el sistema judicial “hace aguas” por todo lado y es indisimulable. A día siguiente nos dicen que un militar de la escolta presidencial muere –en pleno Palacio Presidencial– y se aduce a un suicidio. En “defensa de la Democracia” el señor Lasso entrega veinte vehículos Cobra II a los militares. A jornada seguida amanecemos con que se ofrece en el país –como signo de modernidad– psicólogo para perros y seguros médicos para mascotas, en tanto, el IESS y el sistema de salud público se encuentran en la cuerda floja. ¿Dónde quedó el sentido común de la sociedad ecuatoriana? (O)