En la esfera de los asuntos humanos, el mantenimiento de la dignidad humana debería ser nuestra meta, junto con el criterio para juzgar sobre la rectitud o la justicia de los medios que usamos para alcanzar ese objetivo.
La dignidad humana exige libertad e igualdad. Estos dos valores no se excluyen recíprocamente; sin embargo, los capitalistas y los socialistas cometieron el error de considerarlas incompatibles entre sí, porque la visión de estas dos ideologías se limita al plano económico.
La actividad y la vida humana se desarrollan en muchos planos diferentes, cada uno de los cuales tienen sus propias exigencias. En el nivel espiritual, la libertad es tan indispensable como lo es la producción, en lo económico.
Tanto el socialismo como el capitalismo presentan graves defectos. El capitalismo sacrificó la felicidad y bienestar del individuo humano en su empeño de obtener beneficios financieros. El socialismo suprimió la libertad del hombre en nombre de una igualdad general.
La actual tendencia global, consiste en considerar a la producción y a la economía como la totalidad de la sociedad humana y no como un subsistema, como creo que en realidad son.
Otros aspectos de la actividad humana como: la cultura, la religión, la técnica y la política; lamentablemente han sido sometidas a las necesidades de la economía a la cual deben servir.
Un ser humano se engaña a sí mismo y engaña a otro, si vende su dignidad y su honor en procura de riqueza, de posición social o hasta para salvar su vida, ejemplos los tenemos tanto en el plano individual, como en el colectivo, más aún en el mundo de la política.
Es muy notorio el contraste que hay entre el brillo que ha alcanzado el nivel técnico del planeta, y la pobreza de su nivel ético. La dignidad de la vida existió siempre, desde que el hombre alcanzó un alto grado de consciencia, pero ésta ha recorrido un camino histórico, plagado de, odios y menoscabos.
En la actualidad, es muy común ver la prontitud con que los hombres se entregan a la codicia, a la agresividad, y más criticable es aún en aquellas personas que han sido designadas para dirigir los destinos de nuestros países pobres y mal desarrollados.
El nivel ético de las realizaciones humanas fue siempre bajo y, nunca se ha elevado, en cambio el nivel de las realizaciones tecnológicas sí lo ha hecho,
Recordemos que el maestro Jesús no tuvo miedo de sus perseguidores. El, era libre, valiente y osado; desafiaba a tiranos, déspotas y opresores, no vino del más allá para hacer del dolor y de la esclavitud un símbolo de vida, sino para hacer de la vida con dignidad, el símbolo de la verdad y la libertad. (O)