De cara a la segunda vuelta electoral que se realizará el 15 de octubre, la candidata Luisa González y el candidato Daniel Noboa realizan una actividad electoral intensa por captar los votos necesarios para ganar la segunda vuelta y, por ende, la presidencia de la República. En este empeño cada quien tendría varias fortalezas y debilidades.
En el caso de Luisa González, a más de su experiencia en la gestión pública durante el régimen correista, sus fortalezas se basan en el apoyo del partido político más fuerte y organizado del país, la “Revolución ciudadana”, y en el apoyo de su líder Rafael Correa. Sin embargo, paradójicamente, este último apoyo se convierte también en su principal debilidad, y esto debido a que tiene que cargar con el peso del anticorresismo, que sigue siendo fuerte en el electorado y que fue precisamente lo que impidió el triunfo de Andrés Arauz en la segunda vuela de las elecciones de 2021.
En este escenario a la candidatura de González le convendría, para sumar adhesiones en el electorado, evidenciar un liderazgo propio y con cierta autonomía respecto al expresidente Correa; algo difícil de conseguir dada la omnipresencia de Correa y su particular temperamento confrontativo, lo que puede diluir cualquier discurso orientado a la búsqueda de diálogos con otros sectores políticos y, sobre todo sociales.
En el caso de Daniel Noboa, su principal fortaleza tiene que ver con la imagen, catapultada sobre todo en el primer debate, de que sería un personaje al margen de la confrontación política y de la pugna “correismo-anticorreismo”; una imagen que, empero, tendería a diluirse al calor de la campaña electoral, pues Noboa ya ha empezado a confrontar con su rival González y el correismo. También como fortalezas de Noboa estarían el apoyo que recibiría del gran poder mediático, del gran poder económico, de la mayoría de excandidatos presidenciales y de figuras políticas como Nebot, el ex presidente Moreno y el presidente Lasso; aunque, en el caso de estos últimos, debido a su impopularidad, ese apoyo podría ser más bien contraproducente.
También Noboa tendría que lidiar con debilidades como su poca fluidez verbal; y, con algunas expresiones suyas que podrían denotar un deficiente conocimiento de la realidad social. (O)