La falta de lluvias en las diversas cuencas hidrográficas australes pone en riesgo el normal abastecimiento de energía eléctrica. Por ese mismo motivo, la semana anterior los sistemas comunitarios de agua y la empresa ETAPA pidieron a sus abonados consumir moderadamente el líquido vital.
De hecho, en varios sectores rurales de Cuenca hay racionamiento del servicio. El perímetro urbano de la ciudad no está libre de tal eventualidad.
El gerente de la Unidad de Negocios de la CELEC, Paúl Vásquez, confirma lo grave del asunto: comparando con el promedio hasta el 2022, el actual periodo de estiaje es más severo. Hay un 55 por ciento menos de lluvias e irán decreciendo más con el fenómeno climático de El Niño.
En consecuencia, merma el caudal de ingreso a las diversas centrales hidroeléctricas ubicadas en la región.
La CELEC aplica un plan de contingencia para generar energía en las horas de mayor consumo; esto es, recuperando los embalses durante el día, mientras operan las unidades térmicas, las centrales a gas y las fotovoltaicas.
A la par, se analizan soluciones técnicas para resolver una avería en uno de los ejes de la central Sopladora por no usar los materiales adecuados, cuyos culpables – se sobrentiende – deberán responder, si bien la empresa aseguradora asumirá los costos.
En pocos días estarán operables dos de las tres Unidades de esa central. Hace poco habilitaron la número tres, en la cual también se detectaron fallas, por ventaja ya superadas.
Por el momento no habrá cortes de energía. Se toman los recaudos necesarios para evitarlos, comenzando por maximizar la generación, optimizando los recursos disponibles en todas las centrales, incluyendo las térmicas, sin funcionar por algún tiempo.
El racionamiento de energía tiene consecuencias en la economía nacional, en los hogares; en fin, en toda actividad humana, como también lo es el del agua potable, ambas directamente dependientes de las lluvias.