Nací en Cuenca, sin embargo, por motivos de trabajo vivo en Quito, la capital de los ecuatorianos me ha acogido con mucho cariño. En la carita de Dios he podido cumplir muchas metas personales, pero sobre todo he podido liderar varias iniciativas que me han permitido seguir aportando en lo social y en lo político. Pero este artículo no es para hablar de mí, quiero hablar de Cuenca. Regresé a esta bella urbe hace algunos días y de inmediato, en las primeras semanas recordé porque amo esta ciudad desde que era una niña. Cuenca simplemente es única, así lo dicen los extranjeros que tienen la suerte de conocerla, así lo dicen los nacionales que regresan a disfrutar de ella. Y quienes nacimos en la Santa Ana de los 4 Ríos de Cuenca, sentimos que es un privilegio que nos digan morlacos.
Porque esta ciudad goza de un alto nivel cultural y de participación ciudadana, porque la ciudadanía organizada y movilizada consigue mejores respuestas de los gobiernos locales. Porque la excelente relación entre la empresa privada y pública genera mejores oportunidades de bienestar para el pueblo cuencano. Recordé lo amable y solidario que es el cuencano, siempre dispuesto dar una respuesta oportuna, una sonrisa sincera y una mano solidaria.
En Cuenca todo funciona mejor, lo proyectos pioneros sobre mejora de servicios públicos se hacen primero aquí, la cooperación internacional opta por esta linda ciudad para emprender proyectos pilotos. Los documentales y videos promocionales sobre Ecuador hablan de Cuenca como la ciudad que no pueden dejar de visitar. El cuencano emprendedor, responsable y proactivo ha logrado solventar sus necesidades sin tener que acudir a la capital. Que linda está la ciudad, cada vez más moderna, sin perder su esencia patrimonial. La frase -es un orgullo ser ecuatoriano, pero es un privilegio ser cuencano- está más vigente que nunca. (O)
Twitter: @monicabanegasc