Ingenuidad o necedad

Edgar Pesántez Torres

Presley Norton, arqueólogo, académico, precursor del primer canal del Ecuador, científico

actualizado y periodista polémico fue quién bautizó al país de Absurdistán, porque veía que en

él se daban fenómenos inverosímiles, tan absurdos como aquel sentenciado por el doctor

Andrés F. Córdova de que “en política es posible tostar granizo”.

Miren los matrimonios pasionales entre las extremas derecha e izquierda para captar el poder;

adviertan la expulsión a 137 asambleístas por ineptos e inmorales, misteriosamente reelegidos

43, quienes sin honor ni pudor declaran seguir con el mismo accionar; cómo un candidato con

mayor opción a ganar el balotaje fue asesinado por odio y venganza implantado en la política:

mientras unos culpaban al populista vengador, éste a la derecha, faltando que en el albañal de

la justicia falle por suicidio. ¡Todo es posible!

La dicotomía ideológica entre derecha e izquierda vengo de escuchar desde mi vida

universitaria, en donde no cabía un diestro en sus predios. Saturado de discursos de frenéticos

profesores y estudiantes, también respaldábamos esta orientación. Más tarde, estudiando en

el pensum de estudios al marxismo y sus vertientes y sobrellevando terribles experiencias de

gobiernos dictatoriales, neoliberales y populistas, el convencimiento fue mayor.

Las palabras derecha e izquierda de tanto pronunciar se tornaron prosaicas y dogmáticas, al

punto que su separación se practicó conforme iban los vientos electorales. Para captar la

aceptación del pueblo, los políticos tachaban de extremistas a los representantes de cada

bando para dejarlos fuera de sol y sombra, mientras ellos decían pertenecerse al

centroderecha o centroizquierda.

Abandonar la categorización de izquierda o derecha es casi imposible, porque la misma

naturaleza cósmica y humana se rige por estas significaciones intrínsecas a las cosas y los

fenómenos. Todo se designa por pareja, así es como se entiende la ubicación de los oídos, las

orejas, los testes, los miembros, varón y mujer…, es decir, todas las cosas con respecto a otra.

¡Nadie cuestiona que se complementan!

Si se quiere mantener la terminología, hay que hacer la diferencia desde otros ángulos. La

izquierda ha de hacer lo que la derecha no sabe, no quiere o no puede hacer, pero que es

necesario para que la vida sea vivible. Y, Viceversa. Ahora todo se ha vuelto una mazmorra, sea

por ingenuidad o necedad.

Lissagaray: “El que ofreciera al pueblo falsas leyendas revolucionarias y el que lo divirtiera con

canciones, será tan criminal como el geógrafo que trazará mapas embusteros para los

navegantes”. (O)