Gobierno Nacional, Municipios y Consejos Provinciales, en función de sus atribuciones constitucionales y las previstas en el COOTAD tienen ya los resultados del Censo de Población y Vivienda 2022.
Los datos obtenidos tras una polémica metodología aplicada por el INEC para hacer el censo no deben quedar sólo para las estadísticas, saber cuántos ecuatorianos somos, sino para mejorar la planificación, reenfocar presupuestos, establecer políticas nacionales, locales y provinciales, encaminadas a mejorar, en especial, la cobertura de los servicios básicos en los sectores rurales y urbano-marginales.
Si bien ese tipo de coberturas algo mejoró en los últimos años, un gran segmento de la población carece de energía eléctrica, agua por red pública, alcantarillado (es el más crítico) y recolección de basura.
Redondeando las cifras, pueblan el país alrededor de 17 millones entre varones y mujeres, estas en mayor número. Un dato llamativo son los 425 mil extranjeros residentes en el Ecuador de forma permanente. La mayoría son de Venezuela cuyo gobierno sigue sin inmutarse ante una triste realidad social.
La migración interna también resulta ponderativa. La mayoría de la población se concentra en las ciudades. Las autoridades se ven forzadas, no sin mayor éxito, a ampliar los servicios básicos, amén de las dificultades ocasionadas por el crecimiento urbano, el hacinamiento, entre otros problemas.
No se cumplió las proyecciones en cuanto al crecimiento de la población. Los miembros de un hogar cada vez se reducen. Hay menos matrimonios, y tener un hijo no es prioridad ni siquiera a mediano plazo; o si lo deciden, no pasa de uno. Por consiguiente, la población envejece.
Le emigración es otro indicativo. En los últimos doce años lo habrían hecho unos 300 mil ecuatorianos, incluyendo los núcleos familiares.
Los resultados del Censo son una herramienta más al servicio de quienes son parte de los diversos niveles de gobierno. Ojalá así lo asimilen. (O)
