La creación de los Centros Violeta surge de una real convicción de servicio, del compromiso y la voluntad política y sobre todo de la identidad en la gestión, lo que se ha plasmado en espacios dignos y confortables cuyas intervenciones se las realizan bajo los enfoques de atención, prevención, protección y reparación integral; ello ahora ya es una alternativa efectiva ante la necesidad de las mujeres, sus hijas e hijos cuando lamentablemente han experimentado algún hecho de violencia.
Transformar los constructos mentales hacia una cultura de paz, también forma parte de la razón de dicho servicio, pues todos como sociedad anhelamos vivir en armonía conforme modifiquemos las formas de relacionamiento en nuestro hábitat y con nuestro entorno.
Es imposible imaginar una sociedad justa y solidaria cuando tenemos altos índices de violencia, datos que lo corroboran los hechos pero que no siempre son denunciados a razón de varios indicadores: carencia de sensibilidad, desconocimiento de las formas de violencia, desconfianza en las instituciones y en su personal, sentimiento de culpa, acceso al que muchos se refieren, pero solo está escrito en políticas que no se aplican en su totalidad y sobre todo, el infinito miedo a perder lo poco que les quedan…
Devolver la confianza a las mujeres, niñas, niños y adolescentes, es una acción asertiva para que pueden retomar sus vidas con libertad, seguridad y autonomía; el “tejido social”, la “articulación estratégica de servicios” y la “respuesta oportuna” deben ser también pilares que combatan la violencia. (O)