Alarmados, asustados, cabreados, enojados. Hay muchas voces que han puesto el grito en el cielo porque el alcalde de Cuenca anunció la compra de un blindado valorado en más de USD 120.000 y por financiar la presentación de influencers por cerca de USD 250.000, por las fiestas de independencia, en medio de la sequía, apagones. Y por supuesto, ¡la inseguridad!
Bueno, vamos pasito a pasito dar una lectura a estas acciones políticas. Pues bien. En los últimos meses, en este país han asesinado y secuestrado a decenas de políticos. Alcaldes, concejales, asambleístas, funcionarios, candidatos, nadie se salva. Además, esos actos delictivos han dejado víctimas colaterales.
Y claro, las compras dejan comentarios en redes como estos: ¡Para qué compra carro tan caro! ¡Hay más baratos! ¡Que use bus! ¡Póngase una bacinilla en la cabeza! Pero para aportar con alguna solución, su capacidad mental se los impide.
Ahora, vamos por los influencers. Esas personalidades han visto en las redes sociales un nicho poderoso para crear enormes comunidades y rentabilizarlas. Hay sujetos en redes que ganan millones y las marcas se pelean para que sean sus colaboradores.
Si un muchacho de estos se le ocurre correr con un calzoncillo huequeado por media calle, no se admire que miles harán lo mismo. Similar efecto ocurre en el turismo, si ellos recomiendan un lugar, sea gratiche o pagado, de seguro pasará lo mismo. Se han vuelto celebridades e imponen sus estilos de vida. Y eso cuesta.
¡Pero ojo my friend! Yo no soy nadie para decir que esas compras son buenas o malas. Tampoco me interesa. Eso dejémoslo a los opinólogos y expertólogos.
Lo único que espero es que nuestros recursos se manejen como el color del agua. Que el mantenimiento de ese carro, no se lo haga en el taller del familiar de algún concejal o funcionario municipal y que la presencia de los influencers no sea política, sino que promuevan la ciudad para el beneficio de los negocios locales. ¡El resto, ya sabe por dónde irse! (O)