En las postrimerías del desgobierno lassista, se corrobora su débil acción de mando en asuntos tan delicados para la convivencia nacional como es la seguridad, recurriendo de rodillas a la omnipresencia norteamericana para que se apiaden de su evidenciada incapacidad en la administración pública. Esta sumisa reverencia al capitalismo gringo ya lo hicieron otros politicastros de similar laya, como el defenestrado Lucio Gutiérrez. ¡Al carajo, la no intervención!
Es curioso, como muchos que hablan a viva voz del denominado Estado fallido, fueron en su momento actores políticos de primera fila, o sea cómplices directos para que tal Estado converja en la actual situación crítica. Y en esa retórica los medios poco o nada aportan para una deliberación concienzuda y transparente, apenas convertidos en cajas de resonancia del oficialismo y sus allegados. La disputa electoral, cuya polarización es bien sabida, tampoco contribuye para hallar luces al final del túnel. Al contrario, lo que deja en el electorado es más dudas que certidumbres (en el desarrollo del debate entre los aspirantes presidenciables, no hubo mayor clarividencia de sesudas ideas en favor de este casi desahuciado país).
¿Cuál es el grado de responsabilidad de Guillermo Lasso en la acelerada configuración narcoestatal? Bien sabemos la respuesta: total. Tanto en el ineficiente mandato morenista, como en la debacle lassista, el vínculo del narcotráfico con la estructura del Estado ha tenido un vertiginoso crecimiento, cuyo desenlace aún no se avizora con claridad. Más, si se considera que la escalada mafiosa tiene como espiral la confabulación de instituciones salpicadas de corrupción en los ámbitos de la fuerza pública (desprovistos de implementos tecnológico-operativos y de un apropiado profesionalismo) y la función judicial. ¿Qué ha sucedido, por ejemplo, con el avance investigativo sobre el asesinato a Rubén Cherres? Ante el caso León de Troya los medios no han dicho mucho. Y quiénes sí lo hicieron (periodistas de La posta), debieron salir del país por amenazas en contra de sus vidas. Cherres, íntimo amigo del cuñado del presidente, suma a los más de cuatro mil crímenes desatados hasta el momento en el Ecuador, de lo que va en este 2023.
Lasso ha beneficiado a sus cognados empresarios y exportadores oligopólicos, dejando expandir a la criminalidad transfronteriza que causa serios estragos en este otrora territorio de tranquilidad, hoy convertido en territorio de violencia y muerte. (O)