El miedo que nos calla

Cecilia Ugalde Sánchez

El miedo es una emoción natural que puede ser útil para protegernos de los peligros, sin embargo, ese mismo miedo puede llegar a paralizarnos y obligarnos a callar frente a situaciones injustas o a convertirnos en cómplices de ellas. Y es que el miedo a las consecuencias de expresar una posición u opinión puede ser uno de los principales motivos por los que las personas callan, podemos temer represalias, discriminación, o incluso violencia. El miedo puede ser especialmente fuerte en contextos de autoritarismo o represión, y entre sus principales consecuencias está la perpetuación de las injusticias y la dificultad para el cambio.

La teoría de la acción racional sostiene que las personas toman decisiones racionales, es decir, que consideran las consecuencias de sus acciones antes de actuar. En el caso de callar por miedo a las consecuencias, las personas pueden considerar que el riesgo de sufrir represalias es mayor que el beneficio de hablar, lo que alimenta el silencio y el abuso por parte de quien imparte el miedo y ostenta el poder.

Las redes sociales y el anonimato que ellas otorgan han dado voz a muchas verdades que de otra manera no hubieran salido a la luz desde víctimas o grupos vulnerables, y a quienes apoyan la verdad y/o se solidarizan con ella, como dijo Voltaire, “La verdad no necesita defensa, pero sí difusión». 

Cuando las personas callan, las injusticias se perpetúan y los derechos humanos se vulneran.   Historias como la de Narges Mohammadi, premio Nobel de la paz 2023, demuestran que vencer el miedo y hablar en un mundo lleno de autoritarismo puede tener terribles consecuencias, por lo que admiro y aplaudo a quienes con valentía hablan cuando se quiere imponer el silencio. (O)

@ceciliaugalde