Engañando a Israel y haciéndole creer que quería evitar una guerra, el grupo islamista Hamás sorteó su aparato de Inteligencia y preparó una sofisticada operación de ataque.
Jerusalén.- En un Estado con el Ejército más fuerte de Oriente Medio y con las tecnologías de control más avanzadas del mundo, ver a milicianos palestinos matar y capturar a soldados, tumbar la barrera de separación o sortear sensores de seguridad sin resistencia era una pesadilla hecha realidad que se debió a errores graves de la Inteligencia o falta de efectivos militares.
A esto se sumó la rápida toma por parte de unos mil milicianos, que lograron cruzar por unas 22 brechas que hicieron en la valla divisoria donde entraron también con camionetas.
En poco tiempo, los milicianos atacaron y tomaron puestos clave como el paso fronterizo de Erez, donde hay también una base militar en la que mataron y capturaron a soldados y miembros del servicio de Inteligencia. A su vez, irrumpían en la principal base del Ejército israelí del área de Gaza, situada en la granja colectiva de Reim.
Ahí había el centro de cámaras y de gestión del complejo sistema tecnológico de sensores y vigilancia que rodea Gaza. «Lo atacaron con drones y luego entraron y mataron a las soldados a su cargo», dice Eran Lerman, analista de Seguridad y ex alto cargo en la Inteligencia Militar israelí.
Tras esto, la irrupción de milicianos palestinos, acompañada del disparo de cohetes desde Gaza incluso hacia Jerusalén o Tel Aviv, fue muy rápida. Avanzaron hacia comunidades israelíes cercanas y en poco rato controlaban unos 600 kilómetros cuadrados de territorio israelí.
Esto, en una de las zonas más vigiladas del planeta, donde Israel invirtió muchos recursos para aplicar una estructura de bloqueo por tierra, mar y aire sobre Gaza desde 2007, cuando Hamás tomó su poder, y que según grupos de derechos humanos creó «una prisión al aire libre».
El resultado de ello son más de un centenar de secuestrados por las milicias que están cautivos en Gaza y un rastro de al menos 900 muertos, la cifra más alta de víctimas para Israel en un poco más de un día de toda su historia.