Quechudistán

Jorge Durán F.

Exacto. Vivimos en el país del “qué chu…”, una expresión popular – escrita completa, claro está -, equivalente al qué importa, me vale, me resbala, allá tú.

Es parte de la idiosincrasia ecuatoriana; o a la ecuatoriana para ser más blandos.

Ese pensar y actuar en función de que mientras a mí, a mis intereses, nada les afecte, lo demás poco o nada importa. Peor los del país.

En Quechudistán la responsabilidad no cuenta, ni siquiera la ética, el civismo resulta anacrónico. Incluso pensar en un mejor mañana como que es un sueño de desequilibrados.

El “qué chu…” es un comportamiento, un modo de ver la vida, enquistados en la mente desde pequeños por el mal ejemplo, costumbres atávicas, envalentonamiento, machismo, ni se diga por el poder, peor si es el totalitario.

– “Qué chu…” no hago los deberes.

– No arrojes basura a la calle. A mí “qué chu…”

Años atrás confiamos el país a un “loco que ama”, simplemente por el “qué chu…”. “Qué chu…”, votemos por él pase lo que pase.

Un pelafustán devenido en diputado pregonó, alguna vez, que votaba por quien no debía de hacerlo, simplemente por “porque ahora es mi pana”, o sea imbuido por el “qué chu…”

¿Se acuerdan del pacto “de la regalada gana”? Es decir, del pacto fraguado por el “qué chu…”.

Los “mariscales de la componenda” actuaban por el “qué chu…” “Qué chu…” digan lo que nos digan.

Ahora los “mariscales de la impunidad”, como saben que viven en Quechudistán, actúan, fraguan, interpreta la ley, la Constitución (otro resultado del “qué chu…”) a su manera, mandan a matar, desobedecen órdenes superiores, chantajean, simplemente por el “qué chu…”.

– Mire, en la licitación están colocando “términos de referencia” para favorecer a tal empresa u contratista.

– Y a ti “qué chu…” te importa.

Es que en Quechudistán florece la corrupción como ratas en las alcantarillas. Y sabiéndolo, muchos dicen: y a mí “qué chu…”

Cuando toca votar, ni se diga si es por el “mal menor”, como es la disyuntiva del próximo domingo, ¿no se vota también alentados por el “qué chu…” aun sabiendo que el escogido no es el “mal menor”?

¿Cuántas veces no se ha votado para presidente de la República llevados (¿inducidos?) por ese “qué chu…”, y de esa forma han ocupado Carondelet locos, paranoicos, sociópatas, dictadorzuelos de “corazones ardientes”, milicos y “bancoineptos”.

¿No hemos soportado levantamientos organizados por quienes Quechudistán les importa un “qué chu…”; y dicen: “qué chu…” que los otros se mueran de hambre, no puedan viajar, pierdan lo que sea y mejor si es el Estado? (O)