Los militares colombianos mataron a Yeiler Cubides Zuluaga cuando tenía solo 15 años, en una de las ocho ejecuciones extrajudiciales en los Llanos orientales por las que el Estado pidió perdón público este jueves 12 de octubre de 2023, por unos actos, conocidos como «falsos positivos», que nunca debieron suceder.
«Miren este niño. Este niño tenía solo 15 años cuando le quitaron la vida», dijo María del Carmen Zuluaga, sosteniendo una foto de su hijo, Yeiler Cubides, a quien el Ejército se llevó en 2006 para hacerlo pasar por guerrillero y matarlo para mostrar resultados.
Yeiler salió un día de casa a buscarse la vida. A su padre lo habían matado cinco meses antes y le decía a María del Carmen: «mamá, soy el hombre de la casa». «Lo pasaron por guerrillero, lo camuflaron, le pusieron granadas«, explica ahora desgarrada su madre.
Alias «El bizco» lo apodó el Gobierno al presentar esta «baja guerrillera». «¡Bizco el hombre que lo mató!», acusó la madre en el acto de perdón público en Villavicencio, capital del Meta, quien hizo una petición: «Aquí somos muchas madres, padres, hermanos, hijos, que estamos por este camino pidiendo que por favor no más guerra».
Un perdón retrasado
Al otro lado del escenario estaban el ministro de Defensa, Iván Velásquez, y el jefe de las fuerzas militares, el general Helder Fernan Giraldo.
Ante ellos, pasaron las otras siete familias de jóvenes asesinados entre 2003 y 2008 en varios municipios de los Llanos Orientales y que forman parte de las más de 6.402 ejecuciones extrajudiciales de jóvenes inocentes que se cometieron en Colombia, por orden de las fuerzas militares que querían presentar buenos resultados y así obtener beneficios y recompensas a cambio.
Con flores amarillas, incluso de espaldas para que no se les viera el rostro, aún temerosas por una extenuante búsqueda de justicia que les ha estigmatizado, han hablado con voz rota las familias de José Antonio Villegas, José Indalecio González, Yeiler Cubides, Ángel Gabriel Virgüez, Aurelio Gallego, Adolfo Cárdenas, Luis Enrique Montero y Luis Efrain Prada.
El ministro de Defensa ha repetido uno a uno esos nombres, contado su historia y diciendo claramente «no era un guerrillero», pues el Estado colombiano se negó a reconocer que eran jóvenes inocentes a los que disfrazaron con uniformes de las FARC antes o después de pegarles un tiro.
«Ninguno de ellos eran guerrilleros. Pero si alguno de los 6.402 o de los tantos asesinados hubiera sido guerrillero, el Estado no tenía derecho de ejecutarlo. La ejecución extrajudicial está proscrita, es un crimen», incidió, dando un paso más allá, el ministro, que reivindicó el «buen nombre» de los muchachos.
Segundo acto
Se trata del segundo acto de perdón público por «falsos positivos» que realiza el Gobierno, y una vez más las familias han agradecido el gesto por el evento -que se hace en cumplimiento de una sentencia judicial- pero ha reivindicado que no estuvieran presentes los verdaderos responsables.
«Ustedes no debían estar acá, sino el señor (Juan Manuel) Santos (entonces ministro de Defensa) y el general (Guillermo) Quiñones (entonces comandante de la Cuarta División del Ejército)», decía María del Carmen.
«Ustedes no fueron los del hecho pero están haciendo frente y eso es lo más bonito», añadía más tarde Jesús Antonio Gallego, padre de Aurelio, que hacía un llamado a «perdonar porque necesitamos que el país esté en paz«.
Es un acto «de suprema importancia», destacó a EFE la abogada Olga Naizir García, del Colectivo Orlando Fals Borda, que ha acompañado estos ocho casos.
Las familias han vivido con el estigma de que todo el mundo pensara que tenían un hijo o hermano guerrillero. Mientras intentaban una cruzada en la justicia que les llevó a amenazas y discriminación.
Por tanto, el evento es una forma, dice la letrada, de que «todo el mundo sepa que no fueron guerrilleros, sino víctimas de ejecuciones extrajudiciales».
«Ha sido un proceso bastante largo pero que ha dado los frutos», destaca, pero en «materia penal se encuentra en la impunidad, no se ha encontrado quiénes son los responsables de estos crímenes». Sin embargo, ahí están los «frutos» como que por fin el Estado, aunque sea por acatar un mandato judicial, les reconozca públicamente que sus hijos nunca debieron ser asesinados.
En ese sentido, el ministro subrayó: «No pedimos perdón porque nos lo ordenen, pedimos perdón porque estos crímenes han sido contra la humanidad y nos avergüenzan».
«¿Cómo podemos explicarle al mundo que en Colombia se mató simplemente porque se tenía vida, sin ninguna justificación, sin ninguna explicación? Estamos hoy en un encuentro del dolor (…), encontrando nosotros el dolor de ustedes, reviviendo ustedes su dolor, en un acto que el Estado debe repetir tantas veces», apuntó Velásquez.
Y ya van 27 disculpas públicas que el actual Gobierno ha brindado a familias de víctimas de ejecuciones extrajudiciales, pero el ministro prometió que van a «recorrer el país simplemente diciendo: perdón. Perdón de un Estado que hizo eso contra ustedes, perdón por hechos (…) que nunca tuvieron que ocurrir pero ocurrieron». EFE