En la cúspide de la atención al público en los mercados debe estar el buen estado de conservación de alimentos y productos.
En tal medida, su mantenimiento es de importancia vital. Además de oportuno, perenne.
Pero ese no es el caso de los mercados de Cuenca, en los cuales el deterioro es evidente. Lo atestiguan la Dirección Municipal de Mercados y el alcalde de la ciudad.
Los frigoríficos, de cuyo correcto funcionamiento depende mantener la cadena de frío de los alimentos, “están a medias”.
En materia de salubridad, dicho funcionamiento o es total o no sirve. Así de sencillo. Pero no es así. Y por eso, muchas áreas de los mercados han colapsado.
Según las autoridades, apenas el 20 % de los cuartos fríos funciona. Es más, muchos de ellos ya cumplieron su tiempo de vida útil. El de cárnicos del mercado Diez de Agosto ha colapsado, excepto el de mariscos, y 33 extractores de olores eólicos están inactivos.
En el Doce de Abril, los comerciantes han llevado sus propios frigoríficos. En el Nueve de Octubre el elevador de carga no sirve, y para suplirlo usan el ascensor.
Y como si eso no fuera suficiente, hay problemas en los desagües, por donde salían los fluidos y malos olores. Ante el apremio, se han arreglan las instalaciones hidrosanitarias.
La actual administración invertirá USD 80 mil hasta diciembre próximo para poner en funcionamiento los cuartos fríos; y para 2024, USD 400 mil a fin de implementar unos nuevos y arreglar otros.
La situación de los mercados, a lo mejor supera la descrita por las autoridades. En sus alrededores siguen las ventas informales, asimismo en condiciones higiénicas deplorables. En el de El Arenal cunde el desorden, en especial en la feria libre, parte de él, a más de la venta de alimentos a la intemperie.
Semejante realidad sanitaria no debe seguir. Haberla descuidado quien sabe por cuántos años es censurable. La alternativa es actuar. También construir otro para descongestionar el de El Arenal.