Día de la Raza

Francisco Chérrez Tamayo

El 12 de octubre se conmemora la llegada de la expedición comandada por Cristóbal Colón, la que arribó a la isla que los nativos llamaban GUNAHANI, ubicada en el archipiélago de las Lucayas o Bahamas Americanas. Colón estaba convencido de haber llegado a las Indias orientales, por eso les denominó de “Indios” a sus habitantes. Esta expedición se inició por la inquietud del marino genovés, el mismo que a mediados del siglo XV, trazó un titánico proyecto para buscar nuevas rutas comerciales con China y Japón, o sea con las Indias; sin tener que atravesar por África, Asia y el Oriente. Luego de 72 días de navegación, el día 12 de octubre de 1492, el marinero Rodrigo de Triana, divisó tierra, lo que cambió la concepción del planeta, producto del encuentro entre los pueblos indígenas de América y los conquistadores españoles; lo cual revalidó el patrimonio cultural Hispano Americano. Este día se recuerda con mucho alborozo en gran parte de América, España y Estados Unidos. Sabemos que el nombre de “Día de la Raza” es el más popular y conocido, pero actualmente el nombre oficial varía de un país a otro; algunos países han decidido nombrar a esta fecha como “Día de la resistencia indígena”. En la década de los 80, en México se dio un amplio debate internacional, para discernir sobre cuál sería el concepto más apropiado, llegándose a la conclusión de que esta fecha debe ser llamada “Encuentro entre mundos”, argumentando que por primera vez los habitantes del continente europeo entraron en contacto con los habitantes del continente americano. En nuestro país, el 12 de octubre era llamado el “Día de la Raza”, pero este nombre fue cambiado por el decreto ejecutivo 910, firmado en octubre del 2011 por el entonces presidente Rafael Correa, pasando a llamarse “Día de la interculturalidad y Plurinacionalidad”. Sea cual fuere su denominación, no hay duda que este casual intercambio de culturas nos produjo cosas positivas, como el fortalecimiento comercial, tecnológico, político, cultural y económico; y quizá algo muy importante, fue el de avivar en nuestros habitantes los sentimientos de solidaridad y de aceptación hacia todas las personas, sin importar su raza, el color de la piel, su religión, su nacionalidad y su cultura. (O)