Esta semana se conmemoró el Día de la Salud Mental y el Día de las Niñas. Fechas que difícilmente se correlacionan, está muy enraizada la idea de que ser niña es igual a ser feliz y, por tanto, es estar bien en un sentido integral.
En el país cada día 5 niñas dan a luz, esa maternidad no solo pone en riesgo su vida, afecta significativamente su salud mental, se ven forzadas a asumir una tarea para la que no están preparadas de ninguna forma.
Miles de niñas son explotadas sexualmente, usadas y abusadas por adultos, en una cadena de tráfico que crece cada día gracias a la perversidad de mentes insanas. Si lo dudan vayan al cine a ver El Sonido de la Libertad.
Lo ideal sería que las niñas puedan vivir libres de violencia, discriminación y explotación; solo así podríamos asegurar su bienestar y salud mental. Conmemorar su día implica tomar acción y quebrar la complicidad con un sistema perverso. Ahí el estado debería jugárselas con todo.
Las niñas son niñas, no son madres, no son esposas, no son esclavas y deben ser cuidadas y protegidas todos los días. (O)
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