Claro y sencillo. Todo lo que gire a nuestro alrededor en la medida que es parte de nuestro proceso de vida, es cíclico; la recurrencia de las prácticas, costumbres y hábitos, sean buenos o malos, también podrían transfigurarse, pero si esto que nos envuelve es en efecto bueno, aporta a nuestro crecimiento personal y se proyecta a lo profesional ¡Es todo!, ahí es cuando decimos ¡Qué generosa es la vida conmigo!
Puertas se abren y puertas se cierran y es mejor cerrarlas con el “gracias” que otorga el buen recuerdo y el balance entre el ¿Cómo llegamos? y el ¿Cómo salimos?; lo que fue temeroso y desconocido en un inicio, hoy es conocimiento y discernimiento; y ahora solo queda manifestar por días mejores.
De regreso a mi morada laboral de varios años y convencida de actuar en reciprocidad, me dejaré llevar una vez más por la razón natural y por aquella próspera siembra de hace más de cuarenta años que hoy es cosecha prometedora.
Mientras la vida provea, se reparte y se comparte… (O)