Urge regular los caudales en Cuenca

El cambio climático que, en Cuenca, ha dejado cifras históricas de sequía hidrológica obliga a pensar en nuevas formas para conservar el agua.
El cambio climático que, en Cuenca, ha dejado cifras históricas de sequía hidrológica obliga a pensar en nuevas formas para conservar el agua.

El cambio climático, en Cuenca, exige acciones urgentes para prevenir la falta de agua.

A eso hay que sumar las proyecciones de entidades e instituciones locales, entre ellas la Universidad de Cuenca, que estiman que la población en 2050 será de 1’077.106 habitantes.

Con esto, la demanda de líquido vital crecerá a 3.760 litros por segundo (l/s) y la demanda total de agua a 6.497 l/s, siendo el déficit acumulado igual 2.701 l/s.

Esto en caso de no encontrar nuevas fuentes de agua u obras de regulación para los ríos existentes.

Regular los caudales de los ríos es un tema necesario y complejo, señala el hidrólogo Patricio Crespo. Desde la academia, que es a donde se pertenece por ahora, ya investigan las alternativas para balancear la oferta y la demanda de agua.

Desde su perspectiva, hay alternativas. Para el Tomebamba, por ejemplo, alzar las aguas o levantar los diques de las lagunas Llaviucu y Dos Chorreras para regularlas. Además, no crear grandes reservorios sino medianos y pequeños.

Asegura que el Proyecto Soldados-Yanuncay permitiría regular el caudal de este río “pero se ha confundido con el proyecto minero Loma Larga”. En su opinión, la afectación ambiental es mínima en comparación con el área de conservación.

Sobre las alternativas más ecológicas, como mejorar las condiciones de las lagunas, apunta que son importantes, pero no permiten el aumento significativo de los caudales en época de estiaje.

Discutir y plantearse alternativas de almacenamiento para regular los ríos en épocas de crecidas y para almacenar agua en épocas de sequía, es lo que debe hacer la ciudad, recomienda el experto.

Con el cambio climático, ambos extremos se van a presentar todo el tiempo.

Acciones

Asimismo, es urgente pensar en nuevas formas de regular los caudales de los ríos, dice Rigoberto Guerrero, administrador de Investigación y Monitoreo de la Empresa de Telecomunicaciones, Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (ETAPA EP).

Considerando que en Cuenca hasta ayer se contabilizaron 49 días de sequía hidrológica, es decir, de ausencia de lluvias y altas temperaturas, algo que se sintió con más fuerza durante los primeros 15 días de septiembre, se refleja hoy en caudales bajos que se mantienen en niveles de estiaje.

Este y otros factores les permite reflexionar en nuevos planes de contingencia como la manipulación de captaciones y estrategias para el manejo de las plantas de potabilización. En medio de esto, el cambio climático se agudiza y los períodos de sequía se prevén más largos.

La regulación es una alternativa necesaria, asegura Guerrero. No obstante, puede ser un arma de doble filo, porque puede generar una falsa sensación de que nunca hará falta el agua.

Por lo tanto, el uso seguirá e incluso será desmedido. Prueba de ello, explicó Guerrero, es que en el reciente estiaje y, pese a las campañas de concienciación, el uso de agua no fue mesurado.

Desde su conocimiento, la regulación de caudales es una de las alternativas “más rápidas” que se pueden aplicar. El río Machángara es un claro ejemplo en el que “nunca bajó su caudal de la media, siempre en 3,5 metros cúbicos por segundo”, observa el funcionario.

En cambio, en la cuenca del Yanuncay, el impacto humano con la presencia de hosterías, restaurantes y viviendas empieza a deteriorarla. Esto provoca crecidas del río e inundaciones durante la época de lluvia y caudales bajos en sequía.

A más de esto, hay otros proyectos como Dos Chorreras, realizado por ETAPA EP a través del proyecto Promas, de la Universidad de Cuenca, en el que se propone la construcción de un embalse en la laguna para incrementar el caudal en 200 l/s.

El lugar es adecuado para la intervención debido a que presenta condiciones técnicas favorables, como estar fuera del Cajas y es de fácil accesibilidad.

Fuentes

En el Plan Maestro Número 3, trabajado por ETAPA EP, se plantea cómo cubrir la brecha de agua potable con miras al año 2050.

Bajo esta visión, se trabaja -con una universidad local- un proyecto que estudia los impactos del cambio climático y los patrones de consumo en Cuenca.

Con esto, ETAPA EP, puede generar las herramientas que permitan generar las estrategias para suplir la demanda de agua que vendrá luego. (FCS) – (I)

Potencial y reservas en el Cajas y Machángara

El Parque Nacional Cajas, la reserva del Machángara y otros espacios conservan agua. El Cajas posee 768 cuerpos de agua de las cuales, la laguna más grande es Luspa, con un área de 77 hectáreas y una profundidad de 68 metros.

En cambio, la subcuenca del río Machángara, en cuanto a uso del suelo, se distribuye en: 79,1 % bosque protegido; 8,9 % una combinación de área urbana, pastos y cultivos; el 7,1 % de pastos; el 2,4 % es área urbana; el 1,1 % es cuerpos de agua; y, el 1,4 % es suelo desnudo.

Esta cuenca esta regulada durante todo el año por la presencia de las dos centrales hidroeléctricas, con sus respectivas represas, el Labrado y Chanlud, ubicadas en la zona alta.

Los embalses reúnen 17 millones de metros cúbicos y seis millones de metros cúbicos de agua respectivamente y se utilizan para generar energía hidroeléctrica a través de las centrales de Saucay y Saymirín.

El agua se extrae del afluente, de manera prioritaria suministra el agua para la Planta de Tixán, que abastece al 60 % de Cuenca y a través del proyecto Chulco-Soroche que proporciona agua potable a la población de las parroquias Checa, Octavio Cordero, Sidcay, Ricaurte y parte de Llacao. (I)

El estado actual de los 4 ríos

Por ahora, en Cuenca, solo el caudal del río Machángara es regulado. Esto se logra por los embalse de Chanlud y el Labrado. Desde la empresa municipal ETAPA EP se conoce que hay microembalses en la zona rural, pero no la cantidad. Con esto, el afluente ya no puede soportar otras formas de regulación.

En el río Tomebamba, la opción se plantea desde el proyecto Dos Chorreras, que ya tiene una consultoría realizada en 2018, y que consiste en levantar una presa.

Para el río Yanuncay también existe el plan de Elecaustro para ejecutar el proyecto Soldados-Yanuncay. Mientras que, en el afluente del Tarqui, tampoco han un método de regulación. (I)

DATOS:

  • Encontrar agua subterránea requiere de investigación; por ejemplo, en el río Tarqui, en donde existe gran actividad ganadera.
  • La educación y las normativas son indispensables para promover el manejo del agua lluvia con la finalidad de ahorrar el líquido vital.
  • La expansión de la frontera agrícola causa alto impacto en la estructura del suelo y la capacidad de almacenamiento de agua.