La consulta

José Chalco Salgado @jchalco

            La consulta popular sí se puede hacer. Claro. Es falso que el tiempo no alcance o que las trabas imperen. Simplemente, hay que ser serios, organizar el equipo jurídico y ya tener lista la propuesta para pasar los filtros, de dos momentos, que realiza la Corte Constitucional.

            Expliquemos. En el país está habilitado el procedimiento de consulta popular que puede ser convocado sobre asuntos de interés a juicio del presidente. Para todo lo que quiera. Inclusive para proyectos de ley que de conformidad con el artículo 195 del Código de la Democracia, deben haber sido previamente negados por la Asamblea Nacional.

Además, el Presidente electo puede trazar cambios a la Constitución de manera ágil si son de tipo enmienda, es decir que no interfieran en cuatro límites materiales: No restrinja derechos y garantías, no altere la estructura fundamental de la Constitución, no modifique el procedimiento de cambio constitucional y no altere el carácter y elementos constitutivos del Estado.

Pero la consulta popular indudablemente no tiene solo efectos jurídicos y ya. Cuidado. Tiene un amplio sentido político y social. En la realidad del país, incluso, puede convertirse en un claro instrumento de acuerdo nacional o pacto social para rebasar el conflicto y el caos político acostumbrado o ya avizorado.

El Presidente y su equipo jurídico, deben diseñar con urgencia: qué se quiere preguntar al país. Diseñémosle el camino de una sola consulta: 1. Tome la lista de proyectos de ley que han sido negados por la Asamblea y consulte a la población lo que sea fundamental, algunos ejemplos: Ley de inversiones y empleo, alianzas público privadas y educación superior. 2. Habilite una enmienda constitucional para cambiar el artículo 5 de la Constitución respecto de la presencia y monitoreo de puntos militares extranjeros para combatir la inseguridad del Estado. 3. Aún más, no deje pasar la posibilidad de disolver el actual Consejo de Participación y Consejo de la Judicatura para una conformación más ajustada a la seriedad, ética y respeto a los ecuatorianos.

No hace falta que el Presidente hable mucho. Pero sí que al menos nos cuente qué quiere preguntar y cómo va a empezar. Y lo más importante: ya empezar. (O)