El Mercurio llega a los 99 años proyectado al futuro

El caminar de El Mercurio ha sido en medio de vicisitudes y alegrías siempre enmarcadas en la independencia, dice Marina Merchán Luco.
El caminar de El Mercurio ha sido en medio de vicisitudes y alegrías siempre enmarcadas en la independencia, dice Marina Merchán Luco.

En medio del vertiginoso avance tecnológico y las transformaciones culturales, El Mercurio cumple hoy 99 años de vida. Desde el 22 de octubre de 1924 y hasta la fecha el rotativo se ha consolidado como el diario de los cuencanos.

En este tiempo se han sorteando peripecias económicas, políticas, sociales e incluso sanitarias como la última pandemia. Y, pese a todo, sigue vigente.

La clave ha sido adaptarse y buscar la forma de afrontar cada nueva realidad “por más dura que esta sea”, expresa la señora Dori, como se la conoce casa adentro a la gerente del diario, función que la cumple desde hace 47 años.

La independencia se mantiene como el principal eslogan y eso ha traído conflictos, pero “más recompensas”. “Ahora nos encaminamos al siglo de vida, una cifra a la que muchos solo aspiran, comenta.

– ¿Cómo fue asumir la administración de El Mercurio tras la muerte de su padre?

Fue un trabajo arduo y difícil. Asumimos la dirección tras la muerte de mi padre el 27 de septiembre de 1974. Nos asesoraron amigos y conocidos como Ricardo Muñoz Chávez. Mi hermano (Nicanor Merchán Luco) y yo asumimos la responsabilidad enorme que era mantener las riendas de la empresa.

– ¿Cómo fue adaptarse a las nuevas obligaciones?

Fui a muchos cursos y conferencias en el país, pero, además, aprendí del mejor: de mi padre. Autoeducarme fue fundamental. Aunque me gradué de periodista, la administración requería otros insumos también complejos. Mi padre me enseñó llevándome a todos lados. Me decía que la clave era escuchar. Lo acompañaba a las reuniones yo veía, oía y aprendía. Pero nunca pensé que debía aplicarlo en tan corto tiempo. Los nervios me cundían, mientras mis amigas disfrutaban de las fiestas yo ya tenía semejante responsabilidad.

– ¿Cómo llega El Mercurio a los 99 años?

Llegamos con amplia y basta experiencia en muchos campos. Pero todo anduvo bien, hasta que vino la pandemia. Esto fue el acabose, no solo para este medio, sino para todos en el país. Lo primero fue el recorte de publicidad y, como consecuencia, la reducción del personal.
Los tres primeros meses de pandemia vivimos de préstamos, nos quedamos sin recursos. En ese entonces, pensamos que de seguir así la situación debíamos tomar la decisión de cerrar. Aun así, nos mantenemos. Lo que sí cambió el caronavirus, fue la forma de trabajar y las políticas de publicidad, hasta la forma de redacción. Pero eso no causó que perdamos el rumbo.

– Ahora ¿qué se viene?

La nueva forma de entender la comunicación, como las redes sociales, se ha impuesto y la juventud ya no lee, solo se ilustra por el título, vivimos en la época en la que manda la imagen. Y de todo eso hemos aprendido. Para eso brindamos a nuestros periodistas la capacitación necesaria para adaptarse a las nuevas tendencias. Eso lo hacíamos desde antes y les dimos la posibilidad incluso de viajar. Ahora con la tecnología, las redes sociales y plataformas todo es diferente. El medio se acopla a ellas, aprendemos sobre la marcha acoplándonos e ingeniándonos para que El Mercurio no quede rezagado.

– ¿Cómo mantener la calidad del diario?

Hay pocos medios que sean escuelas de periodismo en Cuenca. Yo recibo cartas para visitas al medio. En el caso de las pasantías delegamos por áreas y ubico a los jóvenes para las horas de práctica con las que consiguen graduarse. Nosotros posiblemente dirigiremos hasta el otro año y el nuevo equipo directivo estará integrado por una nueva generación que tome las riendas de la empresa. Hay nuevos perfiles y se valoran de acuerdo con sus capacidades. Ellos deben mantener la calidad que siempre ha tenido el medio.

– ¿Qué le diría al lector en este aniversario?

Les diría: señores, con todo afecto, en este Diario que usted tiene entre sus manos, está plasmado el trabajo de mucha gente que sacrificó horas de su tiempo para entregarles el mejor periódico. Esta empresa trabaja con ideas y por eso a mí me exige otro trato y otras formas de gerencia, porque estoy trabajando con ideas y con seres humanos que generan ideas. Ese ser humano que genera idea debe ser respetado. Ese conjunto es nuestro producto. (FCS)-(I)