La Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR) de Ecuador advirtió este sábado de que el último periodo eruptivo del volcán Cotopaxi ha concluido tras un año de efervescencia, en el que generó temor y activó las alertas.
La SGR indicó que en las últimas semanas los parámetros de actividad del coloso andino se han reducido de forma significativa y las exhalaciones de ceniza que se registraban hace algunos meses, ya no se han presentado desde julio pasado.
«Los parámetros de vigilancia y el monitoreo visual realizado por los técnicos del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional indican que el proceso eruptivo del volcán Cotopaxi, iniciado el 21 de octubre de 2022, está muy cerca de terminar; sin embargo, no se descarta una reactivación en el futuro», señaló la SGR en un último informe.
Recordó que la actividad de este volcán fue más intensa entre diciembre y febrero pasados, cuando se registraron hasta diez emisiones de ceniza por semana.
Algunas de esas exhalaciones de ceniza, que no superaron los 1.000 metros sobre el nivel del cráter, afectaron zonas aledañas al volcán y los vecinos municipios de Quito, Mejía y Rumiñahui, en la provincia de Pichincha, y de Latacunga en la jurisdicción de Cotopaxi.
Sin embargo, desde finales de febrero «se ha observado un descenso de la actividad interna y superficial del coloso que se ha reflejado en la disminución de emisiones y altura de las columnas de ceniza, de vapor de agua y gases. La última emisión de ceniza se registró el 6 de julio de 2023», precisó la fuente.
La actividad sísmica del Cotopaxi es actualmente muy baja, pero las autoridades no descartan que en el futuro se vuelva a presentar un nuevo pulso eruptivo, por lo que la vigilancia permanente que realiza el IG en el Cotopaxi se mantendrá, agregó la Secretaría.
Incluso ha advertido de que es posible que, de forma esporádica, ocurran emisiones de gases y vapor de agua de baja altura, que se podrían observar desde Quito.
El Cotopaxi, un nevado de 5.897 metros de altura y situado a unos 45 kilómetros al sureste de la capital andina de Ecuador, es considerado uno de los volcanes más peligrosos del mundo debido a la frecuencia de sus erupciones, su estilo eruptivo, su relieve, su cobertura glaciar y por la cantidad de poblaciones potencialmente expuestas a sus amenazas. EFE