No hay duda alguna, el binomio Noboa-Abad ha ganado las elecciones y se hace cargo del país en circunstancias bastante complejas, sobre todo desde el punto de vista de la seguridad, de la conducción económica y del manejo de la gobernabilidad. Asimismo, no cabe duda que habiendo coincidencia entre la mayoría de las empresas encuestadoras en que la diferencia de votos entre el binomio triunfador y el de González-Arauz se encontraba entre el 8% y el 10% hasta el día de las elecciones, aquella abultada diferencia impidió la producción de inesperados “apagones”, por temor a una convulsión social, y el manipuleo del conteo haya quedado en acortar la diferencia hasta límites que permitan una especie de mensaje consolador, con el nombre de “empate técnico”.
Los dimes y diretes al interior de la tienda ovejuna, son síntomas inobjetables de un movimiento “sismo-político” con ribetes casi dramáticos, ribetes que han llevado a que cierta dirigencia cuestione la conveniencia o no de la presencia de “el innombrable” en las estrategias políticas futuras. O a declaraciones inoportunas de Pierina Correa sobre el trabajo de la dirigencia del partido en las últimas elecciones. O a las desatinadas y viscerales declaraciones de “el innombrable”, diciendo que “ha sido necesario que se asesine a un candidato presidencial, para impedir el triunfo de la RC”, mientras la candidata González hacía un llamado “a la unidad” y “a dejar de lado los odios”.
Lo cierto es que Noboa tiene el reto de conformar un equipo de primera, con las personas más idóneas del país para los diferentes ámbitos de la administración, que le permitan enrumbar la nave de manera correcta. Como se trata de un mandato que va a durar menos de dos años, lo que cabe son decisiones que se deban y se puedan aplicar en el corto plazo, por lo que creo que la posibilidad de una consulta popular tiene que ser perfectamente evaluada en cuanto a los tiempos y sus resultados prácticos. Iza no pierde el tiempo y con un trasnochado pliego de peticiones bajo el brazo ha lanzado ya su candidatura presidencial para el 2025, ¡antes de que Noboa se siente en Carondelet! (O)