Mira Sol Soledad. En medio de la soledad que significó dejar de ser superpoderoso durante más de diez años; de haberla sentido en carne y hueso tras las rejas, en tanto los otros siguen gozando pese a que fueron parte del mismo festín; ahora sales tu y quieres arruinar, de una vez, mi vida. Me denuncias por presunto acoso psicológico, intimidación, persecución, etcétera, etcétera.
No faltaba más, oh Sol Soledad. Una mancha más al tigre, en mi caso resulta dejarme sin rabo, así sea de paja.
Entiende Sol Soledad. Me traicionó este corazón revolucionario. Me ofusqué. Lejos de serte leal por tus años de sacrificio, pues fuiste la única que, gastando de tus ahorros, me traías medicinas hasta mi celda.
Sabes que por amor se pierde la cabeza, aunque por cinismo mucho más. Por eso te propuse lo que te propuse. Me propuse no dejarte en paz hasta, cual Cupido, diluirte en mis brazos. Es que los revolucionarios siempre vamos por más, siempre queremos más, y por cositas ricas, más todavía.
Pero tú Sol Soledad no te dejaste flechar. Soy un tonto al reconocerlo recién ahora. Si lo hacía, qué te habría intimidado como tú lo crees. Qué te habría enviado eso que dices que es un pasquín, diciendo que unos lobos son mis panas. Qué me habría puesto celoso con tu novio, ese “asambleindad” al que “nuestro presidente” le nombra coordinador del corral y yo exigí que lo baje el dedo. No puedo permitir que en cuestión de amores alguien de nuestro mismo rebaño, arrebatarme quiera a quien sigo y persigo.
Pero bueno, sabes tu cómo somos los borregos: mochos y enamorados.
Sol Soledad no te enfades. No hagas tanto barullo. Tienes razón al decir que “nuestro presidente” conocía algo más; pero sabes lo lengüilargo que es, peor todavía si todo lo sapean esas manes que tú bien las conoces. Que de ti haya dicho cosas feas es como para que lo eches lavaza. El tipo debió callarse porque hiciste el favor que cuanto te propuse creyéndome un Don Juan, incluso trasplantándome cabello, no lo saques a luz durante la campaña.
Estás reacia Sol Soledad. Olvidas que fuiste mi asesora durante varios años. O sea, te di trabajo, y te conseguí otro en “Pabolandia”.
Me has descubierto en las redes sociales, y eso se paga caro. Ya lo verás.
Nosotros que somos unos “avemarías”, y tú nos vuelves a poner en manos de quienes nos hacen “lawfare”. Les das material para que hagan una telenovela tipo Pasión de Gavilanes, sobre todo a mí, a mí que tan solo quería, picoteando tu corazón, poner un poco de colágeno en el mío atribulado. (O)