La historia de la rana que salta de una olla de agua hirviendo es ampliamente conocida. Pero, ¿qué pasa cuando el cambio de la temperatura del agua es lento y gradual? Ecuador, como esa rana en agua fría, se encuentra en una situación preocupante. Nos hemos acostumbrado al conformismo en un ambiente que se calienta lentamente, y los resultados son desastrosos.
Cuando la rana cae en agua hirviendo, su instinto la hace saltar inmediatamente. Del mismo modo, en situaciones de crisis inmediata, la sociedad ecuatoriana a menudo responde con pasión y urgencia.
Sin embargo, la verdadera tragedia se desarrolla cuando la rana cae en agua fría o tibia, y la temperatura sube gradualmente. En Ecuador, los problemas como la corrupción y la inseguridad se han agravado poco a poco, y nos hemos acostumbrado o resignado a sus resultados. Nos hemos vuelto complacientes.
El conformismo y la adaptación a lo deteriorado nos amenazan. Debemos recordar que no debemos ser esa rana en el agua que se calienta lentamente y termina quemada. Debemos ser la rana que, al sentir el cambio, salta y se salva, debemos exigir cambios y ser parte de ellos desde el lugar que ocupamos en la sociedad.
La llamada a la acción es clara. Ecuador necesita ciudadanos que no solo reaccionen ante crisis inmediatas, sino que estén atentos a los cambios graduales y respondan a ellos. Debemos ser agentes activos del cambio y trabajar juntos para construir un país mejor.
La historia de la rana no debería ser solo una anécdota, sino una lección de vida. Debemos ser conscientes de los cambios que nos rodean y actuar antes de que el agua hierva. La evolución no debe significar conformismo. Ecuador merece un futuro más brillante, y depende de nosotros asegurarlo. (O)
@ceciliaugalde
