Camino al centenario

Los medios de comunicación social siempre se revelaron como una fuerza de servir a la libertad del hombre o a su opresión, y en el hecho, la revolución de los medios contemporáneos ha validado más a la reacción que a la revolución cuando fueron monopolizados por sectores económicos o ideológicos. Aquello no da para desconocer su protagonismo, sin cuya presencia no hubiese existido cambios ni transformaciones graduales de un estado, una circunstancia, una situación, ideas o ideologías.

La evolución del periodismo se ha dado desde dentro; pues, si antes fueron instrumentos para cumplir lo que signaban los dueños como aparejos de cultura o incultura, de dominación o liberación, de orden o caos de los pueblos, enaltecedores o humilladores de las personas, ahora  se ha diversificado en los tenedores de los medios que han dejado cierta libertad de conciencia y honradez a sus trabajadores, contratando personal académico y supervisando su actuación dentro de los principios deontológicos que los inspira.

A despecho de los intereses de unos u otros, la prensa ha permitido no sólo una libre expresión personal sino una mayor y más amplia expresión social y, en consecuencia, un campo mucho más vasto para su personificación y poder creativo, al tener que enfrentarse con una nueva realidad, nuevas perspectivas y una acción y participación diferentes. El hombre, sin haber tenido tiempo a despojarse de las características y contenidos de la sociedad pretérita, está pesando del universo abstracto y racional civilizado a un mundo deshumanizado y analfabeto funcional por lo virtual.

Atrapados en la inmediatez y el bombardeo noticioso de Internet, parece olvidamos de las experiencias de Galileo que observaba la falacia del sol girando alrededor de la tierra, de los viejos consejos de Diderot de desconfiar de los propios ojos y de los propios sentidos o de la vieja sabiduría que advertía que “las apariencias engañan” o que “el hábito no hace al monje”. La nueva información que se apoya en la inmediatez y en el “in situ”, conlleva a la regresión intelectual y a una neurosis colectiva que imposibilita al cerebro jerarquizar la información y menos discriminarla  

Estas ligeras disquisiciones, ahora que El Mercurio se encamina a centenar de años recobrando el protagonismo que tuvo el periodismo en la región y el país. Seguro que volverá a ser una alternativa para las noticias reposadas y serias, con opiniones orientadoras, responsables y honestas que coadyuven al progreso y desarrollo de la sociedad.  (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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