El país atraviesa una sequía extrema que, ha provocado impactos en el normal desarrollo de la sociedad, sin embargo, la que más se siente es la suspensión del servicio de energía eléctrica, a consecuencia de la falta de generación en la infraestructura hidroeléctrica.
Esta situación ha generado la reacción en el sector productivo, comercial, educativo, sanitario, entre otros, de los cuales sus actividades dependen del servicio eléctrico.
No obstante, poco o nada se habla del caudal ecológico de la decena de ríos que atraviesan las ciudades del Ecuador, y que, a consecuencia de la sequía reflejan la importancia de su sostenimiento.
En nuestra legislación, a la hora de autorizar el uso y aprovechamiento de los recursos hídricos, el Estado debe usar la siguiente prelación: consumo humano, riego que garantice la soberanía alimentaria, caudal ecológico y actividades productivas.
En la sentencia No. 1185-20-JP/2, conocido como “Caso río Aquepi”, la Corte Constitucional del Ecuador, se refirió a la importancia que tiene el caudal ecológico, pues considera que, este: “…define la morfología, la diversidad biológica y los procesos ecosistémicos de un río. Una obra de infraestructura, que afecte el caudal, podría romper la conectividad entre los elementos y la biodiversidad y vulnerar los derechos de la Naturaleza”.
En consecuencia, una posible afectación al caudal ecológico es determinante en la salud del ecosistema, y por ende influye en la naturaleza, así como con los habitantes de la comunidad, así como con el resto de los seres vivos.
Por ello, ahora durante el estiaje, podemos comprender su importancia, así como los ríos cumplen con ciertas funciones ecológicas que sostienen la vida de la especie humana, así como de otras especies y de la vegetación. (O)