Vivir en las sombras

Como podemos darnos cuenta, Medio Oriente continúa anegándose de sangre, lágrimas y dolor. El Ejército de Israel, ajeno a las críticas de la comunidad internacional, bombardea implacablemente la Franja de Gaza.  La furia de los misiles asesinos, descargan todo su peso sobre niños, mujeres, adultos y ancianos, cuyos corazones están desbordados de agonía, sin poder despegar sus labios para clamar justicia; en silencio, junto al lecho de la naturaleza gimiente, huyen de la muerte.

En oscuros rincones de las calles de Gaza, con la mirada fija en la tenue luz, de alguna lámpara sobreviviente que el viento hace oscilar, niños y jóvenes en la plenitud de la vida ven llegar a los tanques y soldados israelíes; los cuales les obligan a atravesar las puertas del infierno, donde tienen su estancia el hambre y la miseria; sus pálidos rostros revelan los primeros destellos de terror de la muerte.

Los sobrevivientes de esta macabra guerra, huyen a refugiarse en el desierto y en los valles de su país, agotando su paciencia, buscan refugio en el silencio, porque los oídos de la “humanidad” se han cerrado al susurro de los débiles, y sólo escuchan el túmulo de los abismos y la voz del poder militar, económico y político.

Dios nos ha otorgado la inteligencia y el saber, pero hemos dejado que se apague la lámpara de la gracia divina, para vivir en la oscuridad de la codicia, el error, la mentira y la injusticia.

Desde el principio de los tiempos hemos vivido en las sombras, y somos llevados como prisioneros de una celda a otra, mientras el tiempo se mofa de nuestra condición.

¿Cuándo llegará el día en que no existan guerras, protestas violentas, saqueos etc.?; Demasiadas piedras hemos acarreado y lanzado, y muchas cadenas continúan aprisionando nuestros cuellos.

¿Hasta cuándo soportaremos el ultraje, el despotismo, la agresión, la mentira, la avidez salvaje por el poder político y la corrupción?

En estos tiempos de oscuridad espiritual en que vive inmerso el mundo, es importante que busquemos las huellas de Jesús, Gandhi, Confucio y otros grandes maestros de la humanidad, para a través de ellas llegar a la paz verdadera.

Hoy más que nunca, los supremos valores humanos, como la paz, la justicia, la ética, la moral, la verdad y la democracia residen en la penumbra; y es, a veces más prudente para el débil callar frente a las fuerzas tempestuosas que hoy dominan el mundo; aquellas que tienen, cañones por voz, y misiles por palabras. (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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