Crimen y castigo

Ma. Isabel Cordero

Difícil no cometer ciertos actos en un sistema que todo lo justifica y perdona: colarse en la fila del concierto, comprar el turno en el Registro Civil, conseguir una identificación falsa o adquirir alcohol siendo menor de edad, pasan a ser cosas del día a día.

Ante estas circunstancias, hay un grupo que, con elevada conciencia moral, hace un escándalo de los hechos y son capaces de quemar vivos a los culpables; creen ser dignos representantes de las buenas costumbres. Así, ante el grupo de adolescentes que fueron sorprendidos libando en un parque de la ciudad, los comentarios contra madres y padres irresponsables no han dejado de llenar las redes sociales.

Sin embargo, este mismo grupo poco o nada dice frente la impunidad del sistema de Justicia; no los veo reclamando por Maribel o por las cientos de mujeres asesinadas por sus parejas este año (238). No hay quejas de inmoralidad frente a la corrupción en las instituciones que tienen que protegernos o por la lentitud de sus procesos y respuesta.

Empezamos noviembre pensando en Navidad, en la necesidad de ser buenos de toda bondad, no cometer pecados veniales, juzgando a quienes venden un puesto en la fila de un concierto porque no tienen ni para el día de comida, pero eso sí, silenciando la violencia machista porque es invento de unas cuantas locas. (O)

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