Siempre presentes…

Francisco Chérrez Tamayo

En esta fecha especial del día de difuntos, siempre están presentes en nuestros recuerdos, y en nuestra memoria, todos aquellos familiares, padres, hermanos, tíos, primos, compañeros, amigos y relacionados, que se adelantaron en el camino, pero que día a día viven impregnados en los poros más íntimos de nuestra piel, y para todos quienes guardamos sentimientos de consideración, cariño y añoranzas. Con todos ellos compartimos momentos inolvidables en esta vida terrenal, a través de los cuáles aprendimos verdaderas lecciones de vida, gracias a sus ejemplos que nos impartieron, sobre todo de valores y principios en educación, probidad, responsabilidad y ética, que hoy desgraciadamente se van perdiendo en este mundo, convertido en una vorágine de descomposición social, política y moral.  Todos y cada uno de ellos se sacrificaron por nuestro futuro, y hasta ofrendaron su vida por nuestra felicidad, pero por una felicidad espiritual con verdaderos cimientos. Su ausencia quedó escrita en recuerdos, que hoy no es letra muerta, sino más bien una vívida complacencia, grabada en nuestra mente y en nuestro corazón. A pesar del tiempo y de la inexorable distancia que nos separa, a todos les recordamos, no solo en esta fecha, con alegría y nostalgia; tenemos tan prendida sus voces, sus risas, su mirada y sus consejos, a tal punto que su sombra camina día a día a nuestro lado. Sí, sentimos un vacío por su ausencia, y a veces lloramos a solas recordando su partida; pero también nos alegramos porque vivieron una vida digna, y por el amor que compartimos durante muchos años, con ternura y devoción. Son el silencio y la paz de nuestro hogar, la luz en las tinieblas, el alba que nos despierta cada día, la brisa que nos refresca, la llama encendida que ratifica el amor filial; son el dulce recuerdo incrustado en nuestra alma; son, no una página sino todo un libro de nuestra historia. Hoy que sus cuerpos descansan en el refulgente resplandor de las nubes blancas y cristalinas, de las cuáles seremos huéspedes todos, hacemos una profunda y sincera reflexión, para recordarles con serenidad, admiración y ternura, y expresarles nuestro profundo homenaje, esperando que descansen en paz; y que sus recuerdos y vivencias nos sigan permitiendo soñar paraísos a sus sombras … (O)