El nuevo hoy, en el contexto de esta reflexión, es el día que está por llegar, aquel que lo esperamos, el que pronto será nuestro. Es el día que lo anhelamos y que lo fabricamos a nuestra manera, acorde con nuestros quereres. Nuestras vidas están construidas con esos ‘hoy esperados y vividos’ y también con esos ´hoy anhelados´ que nunca fueron nuestros. De éxitos y fracasos está hecha nuestra piel. Somos hijos de las circunstancias, con ellas construimos nuestros sueños y también con ellas sentimos el sabor amargo de nuestros fracasos.
Estamos por estrenar una nueva composición de la Asamblea Nacional. ¿Nueva en sus integrantes? No, del todo. Hay nombres que se repiten y otros que hacen su debut. El Parlamento es siempre una caja de Pandora. Difícil arriesgar un juicio de valor sobre sus integrantes. Si la Patria y sus requerimientos fuesen su objetivo, entonces es claro que tendríamos una mayoría inteligente y patriota dispuesta a entregar su tiempo y sapiencia en bien de todos nosotros. Lo que sucede, y ustedes lo saben, es que ahora se estila vender la conciencia al mejor postor, enajenar las voluntades, convertirse en mercancía disponible. ¿Qué nos pasó y desde cuándo? Todos somos culpables. Hoy cargamos el peso de nuestras concesiones, o quizá, ¿es el comienzo de una nueva era?
El feriado nacional que acabamos de vivir dejó en mi una fresca estampa de nuestros congéneres. Pude verlos con ganas de tomarse unos días libres, descansar en sus hogares, viajar a lugares turísticos y sobre todo mostrarse como ese pueblo que somos: alegre, sencillo, positivo, atento, afable y muy felices de ser ecuatorianos y de vivir en una nación bendecida por Dios. Esta realidad vivida nos recuerda: que somos un pueblo con historia y tradiciones; que requerimos volver al sendero transitado décadas atrás; que nadie nos regalará la libertad y seguridad si nosotros nos desentendemos de nuestras obligaciones; que si dejamos enseñorearse en nuestras vidas la desidia, el pillaje, la corrupción y el quemeimportismo, con seguridad, seguiremos caminando por el fácil sendero que nos conduce a un viaje sin retorno.
Los miércoles santos, cuando el sacerdote signa nuestras frentes con cenizas benditas dice: ´Recuerda hombre que eres polvo y en polvo de convertirás’. Demostremos entonces, antes de convertirnos en cenizas que sabemos distinguir entre el bien y el mal, que estamos dispuestos a luchar por nuestro Ecuador. (O)