No hay duda de que las fiestas novembrinas fueron un éxito. A falta de agua en los ríos, ríos humanos serpentearon por plazas y calles de nuestra querida ciudad. No hubo lugar en donde conciertos, desfiles, eventos culturales y gastronómicos se llevaron a cabo. La vida nocturna cobró una actividad inusitada. Deslumbró tanto en el Centro Histórico como en los alrededores. Ecos de música cercana y lejana fueron la tónica en el ambiente, así como las decoraciones de vivos colores que alegraban la vista. Qué bueno que pusieron a descansar a la típica bandera bicolor. En resumen, se vivió una fiesta en la que Cuenca respiró algarabía.
Creo que el éxito de las festividades tuvo mucho que ver con la campaña previa que realizaron los hoteleros, restauranteros y la Cámara de Turismo del Azuay en diversas provincias. Cuando se quiere, se puede. Rememorar la organización de las fiestas en la administración anterior, es tentar a la gastritis.
Los restaurantes y bares estuvieron a “full”, relataban jóvenes de cabello cano y oscuro. Desde el 2015 no se había registrado un feriado con el 98 % de ocupación hotelera. En todo ámbito, superó las expectativas. ¡Bien por la ciudad más cálida y pintoresca del Ecuador!
Pero -ojalá no hubiese un, pero- en medio del alborozo cayó un balde de agua fría. Los cuencanos nos quedamos, literalmente, “helados” al enterarnos que la presea Fray Vicente Solano fue entregada al presidente de la Corte Nacional de Justicia.
Reproduzco el requisito para ser merecedor de dicha condecoración: “La insignia Fray Vicente Solano se concederá al ciudadano que se hubiere destacado por su labor intelectual, ya sea en el ámbito cultural, de las artes o de la investigación científica que haya contribuido al acrecentamiento del prestigio de la ciudad”. No queda más que parafrasear “qué vergüenza, qué bochorno”, alcalde Zamora por haber condecorado, con la más ilustre presea, a alguien que no cumple con las condiciones mencionadas.
Si bien el Dr. Saquicela formó parte del tribunal que condenó a Correa a ocho años de prisión, eso no le convierte en un candidato para recibir este galardón. Recordemos que él envió la terna para el Consejo de la Judicatura encabezada por Wilman Terán el qué, en lugar de limpiar el sistema judicial, anuló expedientes en contra de unos jueces quienes declararon inocentes a 18 integrantes de un cartel. Así mismo, el señor Terán blindó a muchos más magistrados cuestionables, uno de los cuales sacó a Glas de la cárcel.
Para las próximas fiestas, revisarán con lupa las hojas de vida de los posibles candidatos a las preseas. No queremos más baldazos de agua fría.
Eso nomás… (O)