Una fuga

A la mente vienen las primeras ideas de corrupción, las huidas de hampones, e incluso el temor a nuestra mente cuando faltan respuestas a pesar de mucho pensar. Fugamos de los sentimientos. Echamos de la casa corporal a las sensaciones. Otros fugan de su cultura, de sus raíces y de buscar sueños. Fugamos de la profesión, la familia, la sociedad, el sistema. Esa acción de huir brinda velocidad. La fuga ocurre en un instante. La vida misma se siente fugaz. Un momento se diluye entre tiempos sin poderlo detener. Así se escapan horas, días y años, todos fugitivos de los deseos. Es un término abstracto y subjetivo, pues incluso se ha filosofado sobre cómo vivir una fuga en la mente, en el espacio, o en una dimensión.

Fuga de cerebros, fuga de información. Todo va en tono conflictivo, irrisorio y triste. Pero para eclipsar esta concepción, les presento una fuga, esa que ocurre entre voces sin palabras y más bien con melodías. Son voces rápidas, que se persiguen, y quizá una de ellas huye de otras, pero al final juegan, se entrelazan y comparten. La fuga, es una exquisita polifonía. Destacan las composiciones del gran Johann Sebastian Bach. En estas obras siempre hay un “sujeto” que lleva una primera línea melódica, y luego vienen respuestas, a modo de imitaciones o contrapuntos para acudir a esos llamados o interacciones de sonidos. A veces se toman tres, cuatro o cinco voces que llevan este juego de pretenderse unas líneas a otras, pero cada una, en su espacio particular, se abre o cierra en los teclados para darnos un tema convertido en un relato musical que entrega misterio y emoción.

Por favor tome 10 minutos para buscar una fuga de Bach. Entre las más famosas está aquella “Tocata y Fuga en re menor BWV 565.” Escúchela (en órgano, piano o clave). Hacia el tercer minuto sentirá la exposición de la fuga. Cierre los ojos, note cómo por un lado hay un canto, y por otro, alguien más está caminando. Es como si la línea aguda le preguntara a una amiga, ¿a dónde vas? Parecería que la más grave le propone a la primera con cierta picardía que la persiga, y que, como ella, se deje llevar. ¿Será que en algún momento discuten? ¿Se preocuparán de a dónde llegarán? Y usted, ¿ya las identificó? ¿Cómo las visualizó? ¿Les murmuró algo a través de una fuga de su imaginación? (O)

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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