Enderezar el rumbo

Luis Ochoa Maldonado

El país espera recuperar a la seguridad pública, perdida, como nunca nos ubicamos entre los diez países más peligrosos del mundo. Hemos caminado de tumbo en tumbo en estos últimos años en el control de cárceles, y protección ciudadana, nos preguntamos que paso con el radar de Montecristi, los controles de frontera en el paso de la droga, armas y la impunidad en su manifestación proterva, cuando delincuentes capturados, reiteradamente, son liberados con acciones de la justicia, como paso con el llamado zar de la droga, detenido en Estambul. Las ciudades especialmente de la costa confinadas a merced de grupos mafiosos organizados, que han puesto en estado de sitio a la patria indefensa.

La corrupción en el manejo del estado con denuncias de algunos nombramientos al más alto nivel no permite una institucionalidad sólida, cuando personeros de los últimos gobiernos nacionales y locales son investigados en sus manejos económicos. Por fin se posesionará un nuevo contralor que quizás cuide a cabalidad las cuentas nacionales, que al momento se encuentran en soletas sin recursos para pagar los sueldos, que nos lleva a una ineficiencia en los servicios públicos, de  tal magnitud expresada  con los apagones que afecta a las actividades publica y privadas, con pérdidas a los negocios, que se hubiese podido evitar si se contara con una planificación estructurada mínima, cuya imprevisión ha significado mayor gasto en la compra de energía a naciones vecinas, agravada con un fenómeno del niño presente.  

El nuevo gobierno liderado por una figura joven abre la esperanza de recuperar la sensatez, esta urgido de recomponer a la patria desde sus primeras acciones, que seguramente serán expuestas en su posesión, cuando veamos al equipo completo que le acompañe y su visión para su mandato. La expectativa está vigente el votante clama cambios. Un gobierno virtuoso es aquel que se orienta hacia la felicidad de su pueblo, que ahora en su búsqueda de mejores días se pronuncia por una alternativa distinta de los políticos llamados profesionales, que no han podido darles solución a los problemas nacionales. (O)