Allí está el espectacular guacamayo, que surgen de las copas de los árboles, cuando emprenden su vuelo, reaparecen con una explosión de colores, que cautivo a los exploradores europeos a finales del siglo XV, cuando llegaron a América central y del Sur; lo que vieron fueron guacamayos, aves de la familia de los loros, de cola larga que habitan en las zonas tropicales de nuestro continente, y lo incluían en sus mapas como símbolo del paraíso recién descubierto.
Tanto el macho como la hembra del guacamayo su plumaje es muy colorido, algo poco habitual en las aves de colores vistosos, que se asocian sus colores en ricas combinaciones, de los recargados plumajes del guacamayo. Son aves muy inteligentes a las que les gusta estar en grupos y dar graznidos fuertes y sonoros. Por la mañana temprano, abandonan sus ramas en bandadas de hasta 30ejemplares, en busca de semillas, frutas y otros alimentos. Se calcula que un 20 % de las plantas tropicales son fecundadas por “Pájaros”, es preciso indicar que, entre la flor y el pájaro, si cabe decirlo debe haber una relación de fuerza aceptable, en otras palabras, que su tamaño y su fuerza sean equivalentes. Como todos los loros, sujetan su alimento con las garras y lo muerden con su pico grande y curvo, con el que pueden partir hasta la dura cascara de un fruto seco. Luego de comer, se juntan en acantilados y en las orillas de los ríos para mordisquear algo de arcilla. Parece que lo sirve para neutralizar las toxinas de los alimentos.
Los guacamayos tienen la misma pareja toda su vida, y ambos colaboran en el cuidado de sus crías. Anidan en huecos de árboles, junto a los ríos, en grietas de riscos, donde se los puede ver arreglándose su plumaje entre el uno y el otro. La naturaleza es bella. (O)