Elección de jueces nacionales

Juan F. Castanier Muñoz

Parecería que mientras más importante es un concurso para elegir a funcionarios del Estado, más resguardos se deberían tomar para garantizar resultados idóneos y, por tanto, confiables ante los ojos ciudadanos. Debería ponerse en práctica una absoluta prolijidad en los diferentes pasos del concurso, a fin de que no quede ningún resquicio que de paso a pensar que los elegidos no fueron los mejores, o que en el proceso de selección influyeron fuerzas extrañas que determinaron la exclusión ilegal de unos o la inclusión de otros, con protervos fines. Como ustedes comprenderán, amables lectores, el concurso para llenar las vacantes de magistrados de la Corte Nacional de Justicia, encaja perfectamente, y en un país como el nuestro, en lo que podría llamarse “el padre de los concursos”.

A pesar de lo expresado y, para comenzar, aún no está definido ¡cuántas mismas son las vacantes! Pues sí, porque teóricamente hay 7 vacantes pero en la práctica, hay unos magistrados a los que el Consejo de la Judicatura (CJ) les ha concedido un “alargue” cuya situación legal aún está por definirse. Luego viene el tema de los miembros del CJ, responsables del “tremendo” concurso: dos de ellos investigados por tráfico de influencias, uno investigado por presunto lavado de activos y el CJ, en pleno, acusado por obstrucción de la justicia. Imagínense ustedes esta “pléyade” de personajes manejando la conformación del más alto tribunal de justicia del país. Y como para cerrar con broche de oro, los miembros de la comisión encargada de la ejecución del concurso, cuestionados buena parte de ellos, por mantener vínculos políticos evidentes con agrupaciones del “pentagrama” político nacional, algunas de ellas sin disimular su voracidad por el control del alto organismo judicial.

En medio de este panorama poco alentador para la independencia de la administración de justicia, la nueva mayoría legislativa intenta abrirse paso con una oferta de arrepentimiento, dolor de corazón y firme propósito de enmienda. Que les vaya bien y que cumplan las ofertas de la campaña. Los ojos del país están tras sus ejecutorias. (O)