Una vez más, luego de qué el pasado viernes 17 de noviembre se instalara la nueva Asamblea Nacional para el periodo 2023-2025, se retoma el debate sobre la representatividad y la gobernabilidad. Más allá de las ideologías, de los afectos y desafectos que todos los ecuatorianos podemos libremente tener sobre cada asambleísta y su organización política; hay que resaltar que el voto orgánico y la lealtad de la organización siempre serán fundamentales en pro de fortalecer las mismas organizaciones y en general el sistema electoral en Ecuador.
Quienes regresaron a la Asamblea, con sus debidas excepciones, fueron aquellos leales a sus partidos y quienes adoptaron propuestas claras sobre leyes y posturas determinantes de principio a fin, en temas de fiscalización. Sin embargo, se sintió la gran ausencia de asambleístas que, a mitad del camino, se desafiliaron, votaron en contra de la línea programática e incluso conformaron una nueva bancada. Quienes tuvieron posturas tibias, calculadoras u optaron por el transfuguismo político, o mejor conocido coloquialmente como camisetazo, desde mi punto de vista no tienen acogida ciudadana, claro está, con sus debidas excepciones.
Quienes trabajamos por fortalecer la democracia, el sistema electoral y de organizaciones políticas, creemos que debería obligarse en el Código de la Democracia que, cualquier hombre o mujer que opte por una candidatura con una determinada organización política, debería cumplir un mínimo de años de militancia y un mínimo de requisitos afines a esa organización política, con la finalidad de evitar de que muchos de ellos, acudan a una organización sin ningún tipo de afinidad con la única intención de ganar una curul, y, una vez consumado el objetivo, se sienten en la libertad de renunciar a su patrocinador, más no a la curul.
Las mayorías del 17 y 19 de noviembre para elegir a las autoridades y conformar las comisiones en la Asamblea, evidencian la urgencia por salir de la polarización antagonista, y encaminarnos hacia la gobernabilidad del ejecutivo, esta dependerá en gran medida de la respuesta que tenga en la función legislativa. El proyecto político de Daniel Noboa necesita oxígeno, más allá de los resultados del balotaje, demos vuelta la página, el país necesita avanzar. (O)