La seguridad pública debe ser prioridad para el Gobierno de transición del Presidente Daniel Noboa, atendiendo ésta impostergable necesidad, demanda y preocupación de los ecuatorianos, que miran absortos como el crimen, la delincuencia en todas sus formas y el sicariato se han vuelto el «pan de cada día», llenando de desesperación y angustia los hogares de quienes habitamos en éste país, que hasta hace poco tiempo era una isla de paz y tranquilidad donde se podía transitar y trabajar sin ninguna preocupación a cualquier hora del día o de la noche. El inusitado interés en ésta materia de seguridad atiende, principalmente, a los devastadores efectos que se relacionan con el movimiento migratorio y refugiados, la miseria y hambruna de un porcentaje importante de compatriotas, las drogas, el narcotráfico, la delincuencia organizada y el narcoterrorismo, han incrementado la corrupción, la violencia extra familiar e intrafamiliar, las muertes violentas, el robo en sus diversas especialidades, han puesto en «cuidados intensivos» la dignidad y la integridad de las personas. El nuevo Gobierno como lo ofreció en tiempo de campaña debe plantear con urgencia nuevas estrategias para frenar el crimen organizado y la corrupción. La insatisfacción de las necesidades básicas humanas es un factor que incide en la inseguridad pública, los índices actuales que se relacionan con la pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades, el alto costo de la vida y la carestía de bienes y servicios, que el Gobierno del Presidente Lasso, no pudo controlar fué el detonante para que los especuladores y los delincuentes sienten sus bases para hacer de las suyas. De otra parte, una justicia inepta con Jueces y fiscales venales (salvo honrosas excepciones) han permitido que el narcotráfico, los sicarios, los asaltantes y ladrones se tomen el país y paseen campantemente su impunidad, mientras nuestra sociedad se desangra y cohabita con el crimen. El Presidente Noboa, debe ser inflexible, si quiere pasar a la historia como el mandatario que redimió a un pueblo abandonado a su suerte por el tristemente célebre Gobierno del señor Lasso, que cuanto antes se vaya mucho mejor para el bien de estado, que yace en la postración, miseria, abandono y que me importismo de quien nos engañó en campaña, usando para ello un lenguaje zalamero y una actitud díscola, imprudente que nunca lo esperábamos. Es necesario dictar nuevas leyes y una nueva Constitución, que garantice la paz y tranquilidad de los ciudadanos y no beneficie a los delincuentes, para ello el flamante Gobernante Daniel Noboa debe actuar «contra reloj», para salvar la patria que nos legaron nuestros mayores para vivir y desarrollarnos como seres humanos y dejar de ser esclavos del crimen, la delincuencia y el narcotráfico. (O)
CMV
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.
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