Un gobierno de relevo adviene a Ecuador como resultado de la decisión del presidente Guillermo Lasso de aplicar el artículo 148 de la Constitución.
En el tiempo de su gestión cabe destacar que su eje fundamental ha sido el respeto al Estado de Derecho y con tal premisa a los derechos humanos en especial a la dignidad de las personas y por tanto a la libertad de conciencia con todo lo que significa en el complejo nivel de las relaciones sociales y del estado con los ciudadanos, ameritando su accionar para honrar las libertades de comunicación, de prensa y de expresión, debo puntualizar la insuficiente y brumosa conducción del ministerio de gobierno en el levantamiento indígena, la miope consulta popular, la desatención vial y la imprevisión energética. Acciones concretas se destacan en la crisis de la salud por la pandemia, la construcción de hospitales, el control a la desnutrición infantil, en la Educación con la recuperación de la autonomía universitaria, la construcción de escuelas…han sido dos años y medio de gestión bloqueada por los corruptos de siempre.
El presidente Lasso coherente con sus convicciones democráticas recurrió a la muerte cruzada para disolver una asamblea enredada por la corrupción, el sofisma y los dictados de quienes violando el Estado de Derecho cometieron delitos contra la administración pública por los que fueron sancionados con sentencias en firme con plena sujeción al debido proceso.
Hoy adviene al Gobierno Daniel Noboa, su pragmatismo es notorio, en la asamblea ya en funciones su movimiento político ha pactado con las organizaciones que actuaron contra el gobierno de Lasso, solamente que debe preocuparse de mirar a todos los lados para que los acuerdos que los une no violen la línea roja de la impunidad y de la corrupción que ha proclamado como su base programática. (O)