¡Ya se respira un ambiente navideño! Que linda que es la Navidad, no lo vamos a negar. En las casas los ñutos están emocionados para armar el arbolito con sus bombillos y lucecitas. Es un hermoso tiempo para compartir con la familia. Los negocios también esperan con ansias esta temporada para mejorar sus ventas. ¡Qué alegría!
Pero les cuento una cosita, los pillos también están contentos. Rondan las calles oliendo el dinero ajeno. Están listos para estruchar, para tirar bala, para robar afuera de una entidad bancaria, para asaltar en algún local, para vacunar, para abrirse un carro o para estafar a un viejito y llevarse sus ahorros. ¡Desgraciados!
Así que mi pana, póngase las pilas y no dé papaya. Si va a sacar ese décimo del banco para comprar esa tele grandota, como la del vecino, pague con tarjeta de débito o haga una transferencia bancaria, no cargue el billete en efectivo. Además, cuidado con llevar semejante televisor en el balde de la camioneta, a merced de los delincuentes. ¡Alzando el pelito, mijín!
Tampoco caerá en las estafas por redes sociales. No creerá que se ha ganado un viaje por el Caribe con todos los gastos pagados y para canjear el premio tiene que ir a una cena en un restaurante y llevar su tarjeta de crédito. Le piden para cobrar algunos gastitos “operativos”. Repita conmigo: es una estafa. Le quieren robar su platita. A la final no hay viaje, ni playas encantadas. Solo un faltante en su cuenta bancaria.
En el Pase del Niño Viajero no estará como shunsho elevadote sacándose fotos, sin ver quienes están su lado. Los mañosos se confunden entre los asistentes y en un abrir y cerrar de ojos, se le llevan el celular. En estos meses circula harto billete por las calles, así que estará prevenido para que no sea víctima de estos infelices de porra.
Después escuchamos los disparates del chaperío. Nos dicen que nosotros mismos tenemos la culpa de que nos roben y que las cámaras no han estado en funcionamiento. Que vayamos a la Fiscalía a presentar la denuncia y ojalá algún día agarren al delincuente. ¡No es chendo, es la plena! (O)