Tras once días del nuevo gobierno, el Ecuador está en una especie de sopor.
Algunos golpes de efecto por parte del Ejecutivo, lejos de significar algo en concreto, abonan incertidumbre.
No de otra manera puede entenderse la derogatoria de la tabla de consumo de drogas, una oferta de campaña electoral y anhelada por la mayoría de ecuatorianos pese a ser un asunto de salud pública.
Según abogados constitucionalistas, el sólo hecho de disponer la derogatoria no implica su aplicación inmediata. Ver al presidente Daniel Noboa simbólicamente rompiendo un papel, simulando ser la tabla, no era sino un golpe de efecto, contraproducente a todas luces.
El pueblo merece de sus gobernantes respeto, seriedad, comenzando por decirle la verdad.
Apenas dispuso al Ministerio del Interior proceda con tal derogatoria. Esto lo han hecho notar aquellos profesionales, para los cuales tampoco procede tan paladinamente; pues la tabla consta en el Código Orgánico Integral Penal, y la Corte Constitucional la declaró constitucional.
¿Entonces? Debe reformarse aquel Código. Lo debe hacer la Asamblea Nacional.
Pero la mayoría de la Asamblea, integrada por el gobierno, los socialcristianos y el correísmo, anda en otras cosas, con recelos entre ellos mismo por temor o vergüenza.
Parte del sopor, también es tenerla contra la pared a la fiscal general, Diana Salazar, no sólo para amedrentarla, sino distraerla de su trabajo. Y para esta vileza tienen los votos suficientes.
¿Es prioridad el juicio político a la fiscal, excepto para un sector político cuyo único interés parece ser amnistías e impunidad?
Los asambleístas, hasta el momento no han mentado algún proyecto de ley o de reformas tendientes a enfrentar los graves problemas nacionales como la inseguridad y el desempleo.
Ojalá en los próximos días, Ejecutivo y Legislativo salgan del sopor y despierten.
La situación del país no está para desquites, golpes de efecto, peor para sostener la popularidad de nadie. ¿Lo entenderán?