Representaciones diplomáticas

Es usual que al inicio de cada gobierno se convierta en discusión pública el rol y perfil de embajadas y quienes serán sus ocupantes.  Luego de la designación de Gabriela Sommerfeld como Canciller, uno de los primeros nombres que se hizo público en el gobierno del presidente Noboa fue el de José de la Gazca como representante del Ecuador ante las Naciones Unidas.  Al parecer la experiencia en la profesión y la docencia del joven comisionado no fueron suficientes para dar la primera rueda de prensa en su condición de presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Además de la frágil lectura de actividades, ante la agenda de seguridad mundial, las preguntas de la prensa internacional tuvieron respuestas ambiguas, informales, e incluso equivocadas.

En la COP28 que tuvo lugar la semana pasada, aunque estuvo la ministra del Medio Ambiente, fue pública la participación del único alcalde ecuatoriano presente, el alcalde de Cuenca, y su discurso ante el foro de alcaldes pudo posicionar los gestos en protección ambiental que han realizado tanto Cuenca como el Ecuador, incluso conseguir fondos de parte de los organizadores para proyectos sustentables.  El alcalde Zamora parecía solo en este esfuerzo.

La designación de embajadora plenipotenciaria a la vicepresidenta Verónica Abad, no solo confunde vendetta política con política internacional ecuatoriana, sino que al tener el Ecuador la presidencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, justo cuando el Secretario General Guterres invoca el Art. 99 para llamar la atención al Consejo a un tratamiento más definitivo para promover protección humanitaria en Gaza, la inexperiencia ecuatoriana en el Consejo y la improvisación en la embajada en Israel pasarán factura, no solo a la imagen internacional, sino al resultado de las gestiones, sobre las que dependen vidas humanas.