Una serpiente en el páramo

Andrés F. Ugalde Vázquez @andresugaldev

Hay días en los que me pregunto hasta cuando seremos los pacíficos dueños de tanto absurdo. Hasta cuando seguiremos ignorando el ultraje de aquello que es más valioso: nuestro derecho a la vida. Y lo digo porque ahora mismo, mientras Usted lee estas líneas, un nuevo atentado ocurre en los páramos de Loma Larga Quimsacocha, tierra arrasada y víctima del abuso desde que, hace ya varios años, la minería le hundió los colmillos en la yugular.En efecto, resulta que en la zona denominada “Sombrereras”, colindante con las parroquias de Victoria del Portete y Baños, en el corazón mismo de Quimsacocha, zona crucial para la provisión de agua a la gran ciudad de Cuenca, se ha producido la apertura ilegal de una larga carretera de más de cinco kilómetros. Una carretera que se va retorciendo como una serpiente que destila su veneno mientras busca del oscuro socavón de la mina, bajo el absurdo pretexto de dar provisión de agua de riego a una zona donde está prohibido todo tipo de actividad agrícola, construcción o introducción de animales no endémicos. Y, sin embargo, mientras las autoridades evitan mirar a las montañas, porque saben bien lo que allí se cuece, la catástrofe ambiental continúa. Decenas de hectáreas de vegetación endémica y pajonales se deforestan o se queman sin ninguna sanción, las esponjas hídricas se destruyen y los animales de la zona son exterminados salvajemente mientras la asombrosa biodiversidad de esta región se sigue hundiendo en el abismo sin fondo de la irresponsabilidad y la ambición. ¿Quién está detrás de todo esto? ¿Quién financia la bestial embestida contra la naturaleza? ¿Cuáles son las conciencias que se venden al precio vil de las treinta monedas de plata que golpearán las mesas de los burdeles junto a los campamentos mineros?  Y mientras todo ocurre, ¿Dónde están las autoridades responsables de la protección de estas áreas? Si claro, son muchas las entrevista en las que prometen defender con su vida el agua y el páramo. Pero claro, en la práctica, cuando la chequera de la gran empresa minería se abre de par en par, la cosa es bien distinta…  (O)