Juan Palop
La llegada de los datos móviles a Cuba, hace cinco años, es clave para explicar ciertos cambios en el país, que van desde las protestas antigubernamentales del 11 de julio de 2021 al alud de bulos y memes, pasando por el papel del activismo y de los medios independientes.
En diciembre de 2018 arrancó el despliegue de la tecnología 3G, un servicio que significó un gran salto para una isla, hasta ese momento desconectada de la revolución tecnológica global.
Cuba es ahora un país distinto, con un Gobierno muy presente en redes -aunque con resultados dispares-, un ágil ecosistema de medios no oficiales y una sociedad creciente, conectada entre sí y con una realidad poliédrica, esbozada por una multiplicidad de voces.
También se ha detenido y acosado a periodistas independientes, activistas, youtubers e influencers por su actividad en redes, tras la aprobación de cambios legales como el controvertido Decreto 370 o el nuevo Código Penal. Decenas de ellos han abandonado el país.
En estos años han florecido versiones cubanas de aplicaciones como Ebay (Revolico), Uber (La Nave) y Glovo (Mandao); exitosos youtubers y memeros; redes de solidaridad comunitaria; plataformas estatales de pago; campañas que han puesto los feminicidios en la agenda política; y hasta una tasa unificada del valor del dólar en la calle.
Según datos facilitados a EFE por el monopolio estatal de telecomunicaciones ETECSA, en la actualidad 6,8 millones de cubanos -cerca de dos tercios de la población- tienen internet móvil.
Desde 2019, se han incorporado más de un millón de nuevos usuarios cada año, lo que ha llegado a poner en entredicho el ancho de banda disponible.
Un «punto de inflexión»
La llegada de los datos móviles fue un «punto de inflexión importantísimo para la sociedad cubana» y «una sacudida» para el Gobierno, señala a EFE la periodista independiente Yoani Sánchez, directora de 14yMedio, uno de los digitales más veteranos de la isla.
La historiadora, ensayista y editora Alina Bárbara López Hernández explica a EFE que la decisión tuvo que ver con el deshielo entre La Habana y Washington de los años previos, pero también con el intento de promover el turismo internacional y la inversión extranjera.
Esto, argumenta esta intelectual crítica, ha creado una «situación muy tensionante» donde chocan la pretensión de la política de mantener un control total con la apertura del acceso a redes: «Internet va contra el corazón del sistema político».
En cuanto a las consecuencias, López destaca en primer lugar «la emergencia de una ciudadanía activa», que existía previamente pero estaba «absolutamente desconfigurada e invisibilizada», y el surgimiento de «una voz frente al poder». «Antes el disenso no era tan activo», subraya.
También han aumentado las diferencias sociales, según señala, por la brecha digital -que hace que sectores vulnerables se estén «quedando atrás» – y que algunos actores internacionales de izquierdas, a la luz de estas nuevas voces desde la isla, se replanteen su relación con el Gobierno cubano.
El Gobierno en la red
El sociólogo Rafael Hernández, director de la revista de análisis Temas, en la órbita del oficialismo, cree que la llegada del internet móvil ayudó a «expandir vehículos y redes de comunicación que ya existían en Cuba», y que el Gobierno cubano ya había naturalizado el disenso previamente.
«El Gobierno aceptó ese reto porque tiene un presidente (Miguel Díaz-Canel) que es un ingeniero en telecomunicaciones. No es un ingenuo ni un ignorante», afirma Hernández, que destaca la «intención de comunicación» del actual Ejecutivo.
Considera que el Gobierno cubano «no ha aprendido todavía en todos los niveles» a hacer uso de internet y que su comunicación «no es suficientemente eficaz». Estas «deficiencias», agrega, «tienen que ver con el discurso», con «saber proyectarse» e identificar a su interlocutor, que en ocasiones disiente.
Sánchez, por su parte, ve «torpes» y «acartonadas» las comunicaciones del oficialismo, cargadas de «confrontación permanente» y «vocabulario de barricada» por falta de «entrenamiento del debate». Eso le hace pensar que la irrupción del oficialismo en las redes les «ha restado más de lo que les ha dado».
La periodista considera que pese a la «desigualdad» entre medios oficiales y alternativos, parece que estos últimos llegan siempre primero. Sánchez recuerda el bloqueo desde servidores nacionales a páginas como la del sitio que dirige y denuncia los cortes de internet que sufren los periodistas independientes.
Interrogada al respecto, ETECSA aseguró a EFE sobre las páginas censuradas que el acceso a ciertos contenidos puede estar limitado por «regulaciones referentes a las Tecnologías de Información y Comunicación existentes en el país».
Organizaciones internacionales especializadas han denunciado en los últimos años varios apagones generalizados de internet en la isla, a menudo relacionados con protestas antigubernamentales como las del 11J, pero también con las de octubre de 2022.
Pese a estas tensiones, Sánchez cree que el Gobierno cubano no puede dar marcha atrás: «El coste político sería bastante alto». López está de acuerdo: «Esto no hay quien lo pare».
Hernández, por su parte, lo resume así: «En Cuba el desafío es que Facebook y Google están disponibles en el celular de cualquiera y eso no es China ni es Vietnam ni otros países». (EFE) (I)